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Obama, al alcance de la mano

La pareja que se coló en una recepción oficial en la Casa Blanca llegó a saludar al presidente.- El servicio secreto admite fallos de seguridad

Tuvo su mano entre sus manos. La Casa Blanca ha hecho pública la fotografía que prueba que la seguridad del presidente ha estado seriamente comprometida y que dos arribistas con delirios de grandeza se las arreglaron - sin ningún problema o complicado plan más allá de estar a la altura de la etiqueta exigida y añadir el guiño del sari indio - para estar junto a Barack Obama y mantener una brevísima charla- pero charla - con el supuestamente hombre mejor guardado del mundo. El "supuestamente" ya se ha convertido en el apellido del servicio secreto, esos hombres dedicados exclusivamente a proteger la vida del presidente y su familia poniendo la suya en peligro si la situación lo requiere, como manda el deber.

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Educadamente, Michaele Salahi esperó su turno y tras ser anunciada junto a su esposo, Tariq, por la viva voz de un fiero marine del Ejército de Estados Unidos le llegaron sus minutos de fama y el momento de agradecer al presidente la invitación a la primera cena de Estado de los Obama en honor del primer ministro indio, Manmohan Singh. La señora Salahi tomó entonces entre sus dos manos la diestra del presidente. Su marido contemplaba la escena. Como lo hizo hoy y lo hará mañana gran parte de la población mundial con acceso a una televisión, periódico o Internet, probando que una imagen vale más que mil palabras.

El servicio secreto ya ha entonado el mea culpa. "Estamos profundamente preocupados y avergonzados por lo ocurrido", declaró hoy Mark Sullivan, director del equipo de seguridad de Obama. Según Sullivan, quien no ha hecho más que constatar lo obvio, "los resultados preliminares de la investigación interna han determinado que los protocolos de seguridad no fueron seguidos".

Nadie frenó a los Salahi. Sólo el policía del primer control —de los varios que siguieron a ése hasta poder acceder al mismísimo presidente—, y que era quien portaba en sus manos las decenas de folios con los nombres impresos de los invitados, descubrió que el nombre de la pareja no estaba en la lista de cerca de 400 personas elaborada por la Casa Blanca. Pero los dejó seguir. A partir de ahí, los Salahi no se encontraron con ningún problema, ya que sortearon sin molestias los detectores de metales. Por supuesto, el objetivo del matrimonio cazador de famosos era la foto, no atentar contra la vida del presidente, aunque como varios tertulianos han comentado en los pasados días, en la cena había diferentes objetos que bien hubieran podido servir como armas, en caso de que los intrusos hubieran cambiado de opinión.

El portavoz del servicio secreto, Jim Mackin, manifestó hoy que lo correcto hubiera sido que el policía que se percató del error hubiera hecho llamar a alguien del equipo de la Casa Blanca o a un agente de su departamento. Pero no lo hizo. Lo que está por averiguar es qué fue lo que Michaele y Tariq Salahi dijeron al policía que les franqueó el acceso. No es un asunto menor, ya que las leyes federales consideran como un acto criminal dar falsos testimonios a sabiendas en asuntos que afectan al Gobierno federal.

El pasado viernes, el matrimonio que ha querido alcanzar la fama sin importarle el precio que pueda pagar —en caso de que se abra una investigación criminal— fue interrogado por el servicio secreto. "Todas las opciones están sobre la mesa", declaró el portavoz del mismo servicio.

El historial de Michaele y Tariq Salahi está saliendo a la luz y no es favorable para la pareja de 44 y 40 años, respectivamente. Según pasan las horas, se sabe de deudas por valor de decenas de miles de dólares, de rencillas familiares a la altura del mejor de los culebrones televisivos por la propiedad de una bodega en Virginia —hoy declarada en bancarrota— y de numerosos perjudicados que se han declarado estafados por el dúo habitual en cócteles y recepciones de renombre de la sociedad washingtoniana. La última en hablar ha sido la peluquera que peinó a la rubia Michaele y ha dicho que "oportunamente" la señora Salahi no encontró la invitación cuando ella tuvo curiosidad por ver cómo era.

Veterano jugador de polo él y de profesión desconocida ella, ambos han sido seguidos por las cámaras en las últimas semanas ya que se postularon como candidatos a un programa de telerrealidad que se filmará próximamente en la capital de la nación y que se llama Amas de casa reales. La franquicia comenzará a filmarse y desembarcará probablemente en primavera en Washington y se produce tras el éxito obtenido por otras mujeres ricas pero que lloran de California, Nueva York, Georgia y Nueva Jersey. Sabiendo cómo es el desquiciado mundo de la telerrealidad, la lunática hazaña de los Salahi les puede beneficiar o perjudicar a la hora de que la cadena de televisión Bravo tome la decisión de a quién catapulta a la fama. Sea como sea, ya se habla de la cena de los Salahi, no de la de Singh —¿quién?—.

El presidente Barack Obama saluda a Michaele Salahi, que se coló en una cena oficial en la Casa Blanca, mientras su esposo espera su turno.
El presidente Barack Obama saluda a Michaele Salahi, que se coló en una cena oficial en la Casa Blanca, mientras su esposo espera su turno.REUTERS

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