El ex embajador británico ante la ONU tilda de "cuestionable" la legitimidad de la invasión de Irak
El diplomático afirma ante la 'comisión de la verdad' que será difícil decidir si fue una guerra ilegal
La legitimidad de la invasión militar en Irak es tan "cuestionable" como difícil resultará determinar si se trató de una guerra ilegal, ha declarado el ex embajador británico ante la ONU Jeremy Greenstock ante la comisión que investiga la implicación del Reino Unido en el conflicto. El diplomático, que a principios de 2003 intentó arrancar del Consejo de Seguridad una resolución que avalara la intervención angloamericana, ha admitido que él mismo presionó al Gobierno Blair para que ésta se aplazara unos meses con el objetivo de dar margen al consenso en el seno de Naciones Unidas. Pero la determinación estadounidense ya había fijado la fecha para marzo de aquel año.
El 8 de noviembre de 2002, el Consejo de Seguridad aprobó la resolución 1441, que forzaba el regreso a Irak de los inspectores de armamento para evaluar si el programa de Sadam Hussein constituía una amenaza. Greenstock, representante permanente ante la ONU entre 1997-2003, fue uno de los principales actores a la hora de negociar una segunda resolución, que consideraba "esencial" para que cualquier acción militar fuera considerada "legítima" en el plano internacional". Durante su testimonio en la cuarta jornada de sesiones de la comisión, ha admitido que llegó a plantear la dimisión si no se obtenía ese apoyo. Francia y Rusia lo vetaron, pero ello no disuadió a George Bush y Tony Blair de desplegar sus tropas en territorio iraquí.
El entonces embajador -que luego ejerció de enviado británico en Bagdad hasta 2004- considera que las resoluciones de Naciones Unidas ya existentes podían haber brindado la "suficiente cobertura legal" a la intervención si se hubiera demostrado que el régimen iraquí violaba sus obligaciones de desarme. No fue así, y su veredicto personal aparece hoy ambiguo. "En mi opinión se incurrió en un enorme riesgo al emprender una guerra a la que se oponía la mayoría de países miembros de la ONU, y la propia opinión pública británica", ha afirmado ante la comisión de la verdad. ¿Cree que se trató de una acción ilegal?, le fue preguntado. En su respuesta, Greenstock se ha mostrado convencido de que "nunca habrá un veredicto final y concluyente" al respecto.
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