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Una novela de espías que indigna a los peruanos

Cada día se desvelan nuevos detalles sobre el caso del agente que vendió información confidencial a Chile

Perú vive entre atónito e indignado una trama de espionaje demasiado parecida a una novela por entregas. Cada día los medios ofrecen más información acerca del caso de Víctor Ariza, un técnico superior de la Fuerza Aérea de Perú (FAP), especialista en inteligencia, que fue capturado y acusado de vender secretos militares a los servicios de inteligencia chilenos. Según fuentes militares, Ariza supuestamente vendió a los servicios secretos de Chile documentos confidenciales relativos a planes de compra de armamento, nombres y códigos de los agentes de inteligencia en servicio y fotografías de instalaciones militares. A cambio, recibía pagos regulares de entre 3.000 y 8.000 dólares.

Ariza y otro subalterno de su institución no identificado ya han sido denunciados y se enfrentan a una posible pena de 35 años de prisión. Entre tanto, lo que al inicio se calificaba como la acción de un solo hombre que vendía información a un país vecino ahora se considera como una red de espionaje más compleja. El Gobierno chileno ha negado todas las acusaciones, pero, de acuerdo a fuentes judiciales, el presunto espía parece que ya ha admitido su culpabilidad, ante la contundencia de las pruebas que se acumularon en su contra. "Efectivamente, se trata de un hecho de espionaje financiado por Chile aparentemente y según la declaración de él Ariza]", declaró Rafael Rey, ministro de Defensa.

Al parecer, Ariza, que trabajó en la agregaduría aérea de la Embajada peruana en Santiago de Chile en 2002, fue captado por los servicios secretos chilenos en 2005 y quedó al descubierto hace varios meses, después de que intentara captar a un colega para que también realizara labores de espionaje. Éste rechazó la oferta y discretamente denunció a Ariza ante el servicio de inteligencia de la FAP, que empezó a seguirlo.

Así, no sólo dedujeron que enviaba información clasificada a Chile, sino que también descubrieron movimientos de grandes cantidades de dinero, inusuales para un subalterno de la fuerza armada, lo que disparó más alarmas.

Ariza era propietario de varios inmuebles y vehículos, algunos de los cuales pagó al contado. En una de esas casas, ubicada en el distrito de San Martín de Porres, en la zona norte de Lima, los investigadores encontraron ordenadores con correos electrónicos e información confidencial que, según las fuentes, no dejan dudas de que Ariza era un espía.

Con este episodio, las relaciones entre los dos países, que ya eran frías, han quedado casi congeladas. Aunque Santiago insiste en negar cualquier clase de espionaje, los gestos diplomáticos peruanos en los últimos días son de evidente indignación. El presidente, Alan García, que aún no ha realizado declaraciones sobre este tema, canceló un encuentro con su homóloga chilena, Michelle Bachelet, durante la cumbre de la APEC en Singapur y adelantó su viaje de regreso a Lima "para tener más información del caso", según explicó el canciller, José Antonio García Belaunde, en una entrevista con el diario El Comercio. "Las relaciones con Chile están pasando evidentemente por momentos delicados, eso no lo podemos negar. Evidentemente, el espionaje entre países es un tema fuerte", agregó el ministro de Exteriores, quien también informó de que el embajador peruano en Chile ha sido llamado a consultas. Otra cosa que quedó cancelada fue la proyectada visita de la ministra de la Producción, Mercedes Aráoz, a Santiago, donde iba a reunirse con Bachelet para exponerle la iniciativa que el Gobierno peruano impulsa en la región para intentar reducir las compras de armamento.

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Si las relaciones diplomáticas están bajo mínimos, la indignación ciudadana en Perú está en alza. A la novela de espionaje se suman las continuas noticias sobre compras de armamento en Chile, ampliamente desplegadas por la prensa peruana y en especial por los sectores nacionalistas. "Nos interesa que haya una investigación seria [en Chile] para saber quién es el verdadero responsable de haber ordenado y solventado un espionaje así", asegura el canciller García Belaunde. "Consideramos que es un acto bastante inamistoso y ofensivo contra el Perú", añade.

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