Survival denuncia la destrucción de un poblado guaraní kaiowá en Brasil
Una comunidad de 130 indígenas, en proceso de reclamación de sus tierras ancestrales, fue trasladada a un campamento sin agua potable ni terrenos de cultivo
La ONG Survival Internacional ha denunciado hoy la expulsión de una comunidad de 130 guaraníes kaiowá de su poblado de Laranjeira Ñanderu, en el Estado brasileño de Mato Grosso do Sul, que, posteriormente, fue quemado y totalmente destruido.
En un comunicado, Survival afirma que los 130 indígenas -entre ellos 60 niños- de esta población fueron desahuciados esta semana y trasladados por las autoridades a un campamento de tiendas de campaña, sin acceso a agua potable ni a tierras de cultivo que les garanticen el sustento, junto a una transitada autopista. "Después de ser desahuciados, un grupo no identificado quemó el poblado, destruyendo las casas de los indígenas y otras propiedades y matando a los animales", destacó la ONG.
Survival recordó que esta comunidad ya fue expulsada de sus tierras ancestrales en los años 60 del siglo pasado por ganaderos, que tras el regreso de los guaraníes en 2007 obtuvieron una decisión judicial para que la policía volviera a expulsarles. Uno de los ancianos de la comunidad declaró entonces: "Yo nací aquí, es nuestra tierra. No tenemos otro sitio al que ir".
La tierra que reclaman los guaraníes, según recordó Amnistía Internacional (AI) en un comunicado a principios de este mes, está en el proceso oficial de identificación, primer paso para el reconocimiento legal de sus derechos sobre sus tierras. Aunque la identificación debería haber tenido lugar en 2008, el proceso ha sido bloqueado varias veces por terratenientes locales que han acudido a los tribunales, aseguró AI. Un informe de Naciones Unidas denunció el mes pasado la crítica situación de los indígenas en Brasil, donde "los pueblos indígenas sufren una severa falta de acceso a sus tierras ancestrales".
Amnistía destacó que con su traslado esta comunidad vivirá atrapada en una franja de terreno de cinco metros de ancho, encajonada entre granjas con guardas de seguridad y una carretera de dos carriles, la BR 163, transitada por vehículos pesados, "un peligroso entorno sin acceso a agua ni tierra cultivable". El jefe de la comunidad, Farid Mariano, dijo a los fiscales federales en diciembre de 2008: "si tenemos que irnos, no tenemos dónde, como no sea el borde de la carretera. Podrán desalojarnos, pero los indígenas morirán: habrá atropellos, suicidios y enfermedades infantiles".
Survival recuerda que más de medio millar de guaraníes se han suicidado en las últimas dos décadas (incluido un niño de nueve años) por las duras condiciones en las que viven en reservas superpobladas-violencia, alcohol y desnutrición- y por las nulas expectativas de futuro al carecer de tierras.
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