70 años del inicio del horror
Europa, EE UU y Rusia conmemoran en la ciudad de Gdansk el inicio de la invasión nazi de Polonia, primer acto de la II Guerra Mundial
A las 4.45 de este martes (2.45 GMT), han vuelto a sonar cañonazos en Gdansk, la antigua ciudad libre de Danzig. Como hace 70 años, cuando el buque de guerra alemán Schleswig-Holstein disparó contra la base militar de Westerplatte, en las afueras de la ciudad polaca, los primeros disparos de la II Guerra Mundial, el mayor conflicto armado de la historia de la humanidad, que se saldó, seis años más tarde, con casi 60 millones de muertos. Con esos disparos han dado comienzo los actos conmemorativos del 70º aniversario del comienzo del conflicto, marcado este año por las relaciones entre Polonia y Rusia.
En fecha tan señalada, el presidente ruso, Vladímir Putin, invitado a los actos, ha rechazado que todas las críticas recaigan contra Rusia por el pacto de no agresión firmado por Stalin con la Alemania nazi de Hitler en agosto de 1939 y que dio manos libres a Hitler para invadir Polonia y para que poco después hicieran lo propio los rusos. Para Putin, no fue ese pacto el único desencadenante de la guerra y ha aludido a la responsabilidad de Francia y Reino Unido por pactar con Hitler -los acuerdos de Munich, por los que Alemania se anexionó la región checa de los Sudetes- , lo que eliminó toda "esperanza de crear el frente único de la lucha contra el nazismo", ha escrito en un artículo en la polaca Gazeta Wyborcza.
"Si vamos a hablar objetivamente de historia, debemos comprender que no es sólo de un color. Todas las partes cometieron multitud de errores. Todo ello puso las condiciones para la gran agresión de la Alemania nazi", ha dicho este martes en rueda de prensa tras reunirse con el primer ministro polaco, Donald Tusk, con quien ha acordado la puesta en marcha de equipos conjuntos de historiadores que arrojen luz sobre los puntos oscuros de la historia común, en particular la matanza de militares polacos a manos de los rusos en el bosque de Katyn, en la URSS, en1940, un hecho que envenena desde entonces las relaciones ruso-polacas.
Sin embargo, en su discurso en Westerplatte Putin reconoció que el pacto Ribbentrop-Molotov "no fue moral", y condenó el acuerdo por el que la Unión Soviética y la Alemania nazi se repartieron en 1939 sus zonas de influencia en Polonia y el resto de Europa. "Nuestro país reconoce sus errores y confía en su participación en el nuevo mundo", señaló Vladimir Putin, quien aseguró que tiene la esperanza de que las relaciones entre Polonia y Rusia se intensifiquen y se liberen de los lastres del pasado. A pesar de las palabras conciliadoras, no ofreció disculpas por el episodio de Katyn.
El presidente polaco encargado, junto a Tusk, de abrir los actos conmemorativos con una ceremonia en la base de Westerplatte, donde cayeron los cañonazos del Schleswig-Holstein y donde se levantó un monumento conmemorativo del evento, ha comparado el suceso de Katyn con el genocidio judío a manos de los nazis. Lech Kaczynski mostró su enojo frente a Putin por el papel soviético en la segunda gran guerra, tras afirmar el pacto de 1939 había dividido a Europa.
La reacción de Putin ha sido la de calificar en su discurso que todos los pactos de la Alemania nazi con Europa fueron "moralmente inaceptables".
"Injusticia y humillación"
La canciller alemana, Angela Merkel, por su parte, después de la "injusticia y humillación" para Polonia, y Europa en general, ha destacado que Europa ha pasado de ser "el continente del horror" a "un continente de la libertad y la paz".
"Los socios de Alemania al este y al oeste han allanado ese camino por su disposición a la reconciliaión. Nos ofrecieron a nosotros, los alemanes, la mano de la reconciliación. Y la tomamos sumamente agradecidos", ha dicho.
Tras recordar a los 60 millones de muertos en Europa como consecuencia de esa guerra, Merkel ha subrayado que "no existen palabras que puedan describir ni tan siquiera de cerca el sufrimiento de esa guerra y del Holocusto. Me inclino ante las víctimas".
Recuerdo
La primera ceremonia, con el amanecer de fondo, ha abierto un día cargado de conmemoraciones en Gdansk. Tusk y Kaczynski se han unido a las 4.45 de la madrugada a veteranos de guerra polacos para marcar el inicio de la jornada en una sobria ceremonia en Westerplatte, la base cercana a Gdansk que sufrió el ataque del Schleswig-Holstein -amarrado en el puerto de la ciudad, en teoría en una visita amistosa-, junto al monumento a los 182 defensores del puesto, que resistieron a 3.000 alemanes durante siete días cuando estaba previsto que cayeran en 12 horas. A la misma hora que disparaba el buque de guerra, el ejército alemán iniciaba la invasión polaca. Dos días después, Reino Unido y Francia declaraban la guerra a Alemania, que se había anexionado Austria meses antes.
En su discurso, Tusk ha dicho que no deben olvidarse las lecciones de la historia. "Hacemos este recuerdo porque sabemos bien que el que olvida, o el que falsifica la historia y tiene el poder o lo va a asumir traerá la desgracia, como hace 70 años".
El grueso de los actos, no obstante, se han desarrollado por la tarde, con la participación de una veintena de jefes de Gobierno y representantes gubernamentales, como el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt; el holandés, Jan Peter Balkenende; el checo, Jan Fischer; el italiano, Silvio Berlusconi, el francés, Francois Fillon, y el finlandés, Matti Vanhanen. En representación de Reino Unido ha asistido el ministro de Exteriores, David Miliband. Por parte de EE UU, tras algunos titubeos sobre el nivel de la representación, han participado el consejero de Seguridad Nacional, James Jones.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.