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Perú se enfrenta a tres días de paros sindicales

Las protestas llevan a Alan García a una reforma del Gobierno.- La popularidad del presidente ha caído hasta el 25%

Los habitantes de Lima, sobre todo los de la periferia, permanecían este miércoles con la incertidumbre de no saber cuánto tardarían en llegar a sus trabajos. Cuando salieron a las calles, se encontraron con una ciudad inusualmente militarizada. Son los efectos de una nueva ola de huelgas y movilizaciones convocada esta semana por diversos sindicatos y gremios de transportistas. Para curarse en salud y prevenir desmanes, el Gobierno autorizó que las fuerzas armadas apoyen a la policía, sobre todo en la protección de vías y locales públicos. En Lima unos 1.200 soldados salieron a las calles y en todo el país la cifra llegó a 3.500, de acuerdo con la ministra del Interior, Mercedes Cabanillas. Ellos se sumaron a más de 35.000 policías.

Las protestas y manifestaciones se han vuelto cosa de todos los días en Perú. Tras los violentos enfrentamientos con los nativos de la selva y las protestas en varias localidades de la sierra sur del país, esta vez se han juntado demandas de distintos sectores y no necesariamente articuladas. Por un lado, los transportistas, que reclaman la anulación de un nuevo código de tránsito que establece multas mucho más severas a los que cometan infracciones. Por otro, el sindicato de profesores (Sutep), uno de los más poderosos del país, que exige la derogación de una ley sobre la carrera pública magisterial. También, la plataforma política del denominado Frente Nacional por la Vida y la Soberanía Nacional, de extrema izquierda, que ha convocado una paralización de tres días (hasta hoy) con el reclamo de la salida de todo el Gabinete ministerial y la convocatoria a una asamblea constituyente. Y a ello hay que sumar los reclamos particulares de las distintas regiones, especialmente en el sur del país, donde el paro se ha sentido con más fuerza.

En Lima, varias escuelas estatales cancelaron sus clases, pero la paralización del transporte público fue solo parcial y el ministro de Trabajo calculó que el 91% de los trabajadores se ha presentado en sus puestos. Para ayudar en los desplazamientos se recurrió a vehículos del Ejército e incluso al ferrocarril central, habitualmente reservado para el transporte de minerales. Por la mañana se detuvo a 26 personas que intentaron bloquear la carretera central, que une Lima con la sierra. Hacia el mediodía, los manifestantes empezaron a concentrarse en la céntrica Plaza Dos de Mayo, donde tiene su sede la mayor central sindical del país, la Confederación General de Trabajadores del Perú, que convocó a una marcha hasta el Congreso.

En cambio, en ciudades como Puno, a orillas del lago Titicaca, el acatamiento de los paros ha sido prácticamente total. También se han registrado bloqueos de carreteras en la región de Arequipa y movilizaciones en ciudades selváticas, como Pucallpa.

En los últimos días, el presidente Alan García ha insistido en que estas manifestaciones son azuzadas por agentes del exterior, concretamente de Bolivia y de Venezuela, interesados en desestabilizar su régimen. También ha anunciado que a más tardar este fin de semana habrá nuevo Gabinete, con lo que confirmó la salida del primer ministro Yehude Simon, aunque aún no se conoce a su sustituto. Las últimas semanas de protestas han golpeado duro la popularidad del mandatario, que cayó de 35% a 25%, según un reciente sondeo de la Universidad Católica.

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