Obama abre una nueva era en las relaciones con Rusia y China
Acuerdo con Medvédev para reducir los arsenales nucleares y colaborar en Irán y Afganistán.- Washington y Pekín crean un instrumento de diálogo permanente para facilitar la estabilidad mundial
El hombre que prometió cambiar EE UU y el mundo dio este miércoles, después de dos meses de frenética dedicación a la primera labor, pasos significativos para cumplir con la segunda. Barack Obama abrió un nuevo horizonte de cooperación y acuerdo con Rusia y China, los dos principales contrapesos al poder universal de Estados Unidos, lo que permitirá la limitación de los arsenales nucleares y puede facilitar una actuación más robusta y con mayor respaldo en Irán, Afganistán y en la lucha contra el terrorismo.
Tanto la reunión de Obama con el presidente ruso, Dmitri Medvédev, como con el chino, Hu Jintao, concluyeron con compromisos que pueden conducir a medidas inmediatas para aumentar la seguridad internacional, como es el caso del acuerdo de desarme con Rusia, o a establecer un nuevo marco de actuación sobre problemas estratégicos, como se pretende en el nuevo instrumento de diálogo permanente creado con China.
Ambos objetivos son prioritarios para la política exterior de la nueva Administración norteamericana. Respecto a China, por la influencia enorme que ese país tiene de cara a la estabilidad económica de Estados Unidos y el resto del mundo. En cuanto a Rusia, por el peligroso deterioro que se había producido en las relaciones bilaterales en los últimos años.
Por esa misma razón, éste era el problema más urgente de abordar y el primero al que Obama se ha dedicado en su gira internacional. "Las relaciones entre nuestros dos países habían quedado a la deriva", reconoció el presidente norteamericano en unas declaraciones a la prensa al término de su encuentro con Medvédev. "Lo que hemos empezado hoy es un diálogo muy constructivo que nos permitirá trabajar en asuntos de interés mutuo. Estamos asistiendo", afirmó, "al comienzo de un nuevo progreso en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos".
El presidente ruso corroboró el hecho de que los contactos entre las dos grandes potencias nucleares se habían "degradado" mucho en los últimos años, y compartió la impresión de su interlocutor sobre un nuevo punto de partida. "Después de esta conversación soy más optimista sobre el éxito del desarrollo de nuestras relaciones", declaró Medvédev a los periodistas.
Funcionarios norteamericanos explicaron posteriormente que los dos dirigentes no se habían limitado en su reunión a una simple aproximación de carácter personal, sino que habían "fijado una ambiciosa agenda de trabajo para el futuro".
Este éxito se vio plasmado en una declaración conjunta en la que se asegura que "la era en la que nuestros países se veían mutuamente como enemigos está superada" y se fijan los terrenos de coincidencia y las desavenencias. Estas últimas, tienen que ver especialmente con el escudo antimisiles en Europa, sobre el que seguirán negociando, y la situación de la República de Georgia, sobre el que Obama dijo que no aceptaba el concepto de zonas de influencia.
El acuerdo más importante fue el inicio de las conversaciones para reducir, quizá en una tercera parte, los respectivos arsenales nucleares y redactar un nuevo tratado que sustituya al actual START, que vence en diciembre. Obama y Medvédev se comprometieron a obtener resultados antes de julio, cuando ambos volverán a reunirse en Moscú.
"Hemos acordado efectuar nuevas y verificables reducciones de nuestros respectivos arsenales estratégicos en un proceso paso a paso que comenzará por la sustitución del START por un nuevo tratado legalmente vinculante", afirma la declaración conjunta. El acuerdo no establece límites precisos, pero fuentes oficiales mencionaron una reducción a 1.500 cabezas nucleares por bando de las 2.200 actuales.
Portavoces norteamericanos destacaron la importancia de la inclusión en esa declaración de la necesidad de que "Irán restaure la confianza en que su programa nuclear es exclusivamente de naturaleza pacífica". "Llamamos a Irán", añade el comunicado, "a cumplir con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, incluyendo la cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica".
También muy relevante dentro de la estrategia de la Administración de Obama resulta el compromiso de Medvédev de "encontrar caminos de cooperación para facilitar los esfuerzos internacionales a favor de la estabilización, la reconstrucción y el desarrollo de Afganistán". Involucrar a Rusia en esa guerra es considerado en Washington como un paso imprescindible para la victoria.
Los dos presidentes advirtieron, por último, a Corea del Norte que el lanzamiento de un misil balístico "sería perjudicial para la paz y la estabilidad de la región".
Diálogo permanente con China
Corea del Norte es uno de los problemas en los que Estados Unidos y China colaboran actualmente y uno de los asuntos abordados entre Obama y Hu. El principal logro de la reunión fue, no obstante, el Diálogo Económico y Estratégico que ambos países han decidido establecer de forma permanente y al que dará seguimiento, por parte norteamericana, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el secretario del Tesoro, Tim Geithner.
El encuentro con Hu, descrito por un portavoz estadounidense como "una reunión de trabajo en buena atmósfera, teniendo en cuenta que era la primera vez que estas dos personas se veían", fue, aparentemente, más frío que el que Obama había mantenido pocas horas antes con Medvédev. Pero Estados Unidos concede extraordinaria importancia a los avances conseguidos teniendo en cuenta el papel decisivo que atribuye a China, tanto en su calidad de principal acreedor -posee alrededor de un billón de dólares en fondos del Tesoro- como en el de socio imprescindible para la estabilidad mundial, incluida la actuación para evitar un Irán con armas nucleares.
"Las relaciones entre Estados Unidos y China determinarán la forma en la que el mundo hace frente a sus desafíos en los años venideros", dijo Obama tras su conversación con Hu. Éste respondió que está "listo para trabajar por un mayor desarrollo de esas relaciones y para establecer una amistad personal con el presidente Obama". Hu invitó a Obama a visitar China en el segundo semestre de este año.
No surgieron en la conversación de este miércoles ninguno de los asuntos económicos que habían creado tensión entre Washington y Pekín en las últimas semanas: los temores chinos sobre la solvencia de su inversión o las dudas sobre que el dólar deba seguir siendo la moneda de referencia mundial.
Sí discutieron, sin embargo, el incidente del mes pasado entre dos barcos de guerras chino y estadounidense en el mar de China. "Ambos líderes han coincidido en la necesidad de una mayor coordinación en materia militar", informó un portavoz.
Entre los desacuerdos, Obama explicó a su interlocutor que los derechos humanos formaban parte fundamental de la política exterior norteamericana y expresó, según un funcionario estadounidense, que su Administración seguiría de cerca la situación en el Tibet y Sudán, este último, un aliado de Pekín.
Obama intenta desarrollar las relaciones con Rusia y China de forma paralela, con la misma intensidad y en la misma dirección,con el propósito último de crear una gran alianza tripartita. "La era de guerra fría en la que cada uno de los tres observaba con reservas lo que los otros dos hacían", aseguró un portavoz norteamericano, "está acabada".
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