"Me sacaron de allí como si me llevaran en la sillita de la reina"
Luis Herrero cuenta para EL PAÍS cómo fue su expulsión
El eurodiputado Luis Herrero ya se ha repuesto del susto. Desde Sao Paulo, cuenta para EL PAÍS la forma en que agentes de la policía venezolana lo sacaron en volandas de su hotel y lo llevaron al aeropuerto, desde donde fue expulsado hacia Brasil.
"Yo estaba con Carlos Iturgaiz en la cafetería del hotel cuando aparecieron dos tipos, que se identificaron como policías y me dijeron que tendría que esperar allí a que me trajesen un mensaje de la cancillería. Carlos y yo aparentamos tranquilidad, y seguimos hablando de la pegada de carteles del día anterior en el País Vasco. Después de media hora, se presentó por fin el funcionario de Exteriores acompañado de seis o siete policías más. Me preguntó:
-¿Es usted el diputado Herrero?
Fue decirle que sí y se abalanzaron sobre mí. Uno me cogió del cuello, otro de los brazos, otro me empujaba de la cintura. Me sacaron de allí como si me llevaran en la sillita de la reina. Carlos Iturgaiz se portó como un valiente. Se intentó interponer en su camino y le quitaron el teléfono móvil como si estuvieran desarmando a un pistolero en el oeste. Lo avasallaron. Por supuesto, no dejaron que recogiera mi equipaje ni mi pasaporte. También a mí me quitaron el móvil".
"Me montaron en una furgoneta y salimos de allí como en una persecución de película americana. Yo utilicé mi mejor tono para pedirles que me explicaran qué estaba pasando, pero lo más que conseguía fue que el policía que iba sentado a mi lado moviera la cabeza diciendo que no. Esos momentos de preocupación, de incertidumbre, fueron los peores. Psicológicamente, fue el peor trago, aunque espero que no tenga consecuencias. Pero sí, me sentí secuestrado. Aunque también tengo que decir -en honor a la verdad- que en ningún momento dudé de que se trataba de policías -tenían una pinta inconfundible-, y que el maltrato no se prolongó más allá de la abrupta salida del hotel. Después de 15 o 20 minutos, conseguí que se ablandaran. Y cuando les pregunté -siempre de la forma más educada posible?si me estaban llevando al aeropuerto, uno de ellos me dijo: "Sí, y no se preocupe, estamos aquí para garantizar su seguridad".
"Al llegar al aeropuerto, para hacer ver quién mandaba allí, se metieron directamente por la pista, y aparcaron junto a un avión de Varig (la compañía aérea de Brasil). Intentaron que embarcara, pero, claro, no tenía pasaporte. Así que hubo que esperar a que un motorista fuera al hotel y se hiciera con mi pasaporte. Todo el tiempo me tuvieron encerrado en la furgoneta. Hasta que no llegó el motorista con el pasaporte, no me subieron al avión. Yo le pregunté a un sobrecargo:
-¿Dónde va este avión?
-A Sao Paulo.
Fue entonces cuando me enteré de a dónde me dirigía. Y en ese momento me sentí feliz, libre. El avión despegó con una hora y 40 minutos de retraso".
El eurodiputado del Partido Popular habló con EL PAÍS desde el aeropuerto de Sao Paulo, mientras esperaba embarcar en un avión con destino a Madrid. Dice: "Aunque la gente no se lo crea, a mí no me gusta estar en el centro de esta polémica. Cuanto menos se hable de mí, mejor. Pero si tiene que servir de algo, que sirva para que los venezolanos se den cuenta de los métodos de Chávez, de qué pasa cuando alguien piensa distinto y lo dice".
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