Bush pasa a ser un simple ciudadano
El ya ex presidente republicano fija su residencia diaria en Dallas
Como es tradición desde Ronald Reagan, George W. Bush dejó una nota para Barack Obama en el primer cajón del escritorio del Despacho Oval. Le deseaba que todo le fuera bien y le escribía sobre el "fabuloso nuevo episodio" que EE UU estaba a punto de comenzar. Los Bush son ya ciudadanos comunes. Este martes por la mañana dijeron adiós a la Casa Blanca y anoche durmieron en su rancho de Waco, en Tejas. Han fijado su residencia diaria en Dallas.
Todavía como anfitriones del número 1600 de Pensilvania Avenue, George y Laura recibieron a primera hora de la mañana a la pareja que iba a ocupar su residencia horas más tarde. Les ofrecieron café. Los Obama acababan de salir de misa. Michelle llevó un regalo a Laura y todos se besaron y abrazaron. No estuvieron solos. El entonces todavía vicepresidente Dick Cheney y su esposa Lynne se sumaron al desayuno. Por supuesto no faltaron sus homólogos, Joe y Jill Biden.
Eso sucedía mientras por la parte de atrás de la Casa Blanca un camión de mudanzas no paraba de descargar cajas de Michelle y Barack llegadas de Chicago. Los tiempos están medidos al milímetro. No entra nada mientas están los antiguos inquilinos. Ni siquiera se quitan las fotos personales hasta que el elegido no se convierte oficialmente en presidente.
Acabado el café, el grupo puso rumbo al Capitolio para la toma de posesión. En un coche iban los vicepresidentes Dick Cheney y Joe Biden, y los periodistas no podían evitar comentar de qué hablarían dos hombres que han vivido duros enfrentamientos en los últimos ocho años. "Afortunadamente el trayecto es corto", decían los más ácidos.
Bush y Obama se subieron a bordo de "la bestia" (the beast), la nueva limusina creada pensando en la seguridad del presidente negro (lo más parecido a un tanque rodante, según los expertos), e iniciaron la marcha al Capitolio. No tuvieron que preocuparse por el tráfico. Washington estaba sellada al tráfico a varios kilómetros a la redonda de la residencia presidencial.
El Capitolio era el punto donde se dividiría el breve camino que juntos realizaron Bush y Obama. A ambos hombres les esperaban políticos y autoridades. Antes que ellos hicieron entrada en escena los otros tres presidentes que están vivos. Un jovial Jimmy Carter, un envejecido y con bastón George H. Bush y un serio Bill Clinton rezaron mientras Rick Warren ofrecía su plegaria e invocaba a Dios.
Al mediodía Obama juraba su cargo. Casi a la una, los Bush ponían rumbo a Texas. Hasta la misma puerta del helicóptero de los marines que les esperaba en la parte posterior del Capitolio les acompañaron Michelle y Barack. El ya ex presidente de EE UU George W. Bush y Barack Obama se dieron un apretón de manos. Ambos abrazaron a las señoras. Bush resistió la tentación en la que en su día cayó Reagan, cuando pidió al piloto que sobrevolara por última vez la Casa Blanca y le comentó a Nancy que contemplara por última vez "su bungalow" que dejaban atrás.
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