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La prohibición de las bombas de racimo arranca sin la firma de EE UU, Rusia, China e Israel

Los organizadores se dirigirán a la nueva administración norteamericana para recabar su apoyo

El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, ha abierto hoy en Oslo la convención para la ratificación del tratado internacional que prohíbe las bombas de racimo, acordado el pasado mayo en Dublín y que firmarán un centenar de países. La convención, en el Ayuntamiento de Oslo, se extenderá durante horas y coincidirá con la celebración de un debate. Entre los invitados figuran el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Angel Moratinos, y sus colegas francés, Bernard Kouchner; inglés, David Miliband; y alemán, Frank-Walter Steinmeier.

Dieciocho de los veintiséis países de la OTAN han asegurado que firmarán el tratado, algo a lo que se han negado los principales fabricantes y usuarios de bombas de racimo, como Estados Unidos, Rusia, China, India, Israel y Pakistán. El acuerdo prohíbe el uso, desarrollo, fabricación, adquisición y almacenamiento de las bombas de racimo y mejora la asistencia a las víctimas, la mayoría civiles. En la convención participan también 250 activistas de 75 países y personas que han sufrido heridas causadas por este tipo de bombas.

Petición a Obama

Stoltenberg ha señalado que "el mundo no será el mismo" después de la firma del tratado y ha invitado a países como EEUU y Rusia a unirse a esta iniciativa. El jefe de Gobierno noruego ha recordado que el próximo presidente de EEUU, Barack Obama, votó en su momento contra su uso y señaló que Noruega contactará con la nueva administración estadounidense para conocer su punto de vista sobre la cuestión.

El Gobierno noruego lanzó en noviembre de 2006 una iniciativa para acelerar las negociaciones que culminaron en mayo pasado en Dublín, donde más de un centenar de países consensuaron finalmente el tratado que hoy se firma en Oslo. Según la Coalición contra las Bombas de Racimo (CMC, en sus siglas en inglés), que agrupa a más de 200 organizaciones no gubernmentales (ONG) a favor de la prohibición, las bombas racimo han herido y asesinado a más de 100.000 personas, un tercio de ellos niños.

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