Zimbabue sufre una nueva epidemia de cólera

El líder de la oposición zimbabuense, Morgan Tsvangirai, ha pedido hoy ayuda para superar la crisis humanitaria "provocada por el hombre" y que ha provocado la muerte de cientos de personas en una epidemia de cólera. El ministro de salud ha afirmado que la enfermedad afecta a nueve de las diez provincias del país africano.

La enfermedad sigue su avance y ha acentuado el colapso del país, donde el punto muerto en las conversaciones para repartirse el poder entre el presidente Robert Mugabe y Tsvangirai ha estancado el estado. "Mientras que hablo, nuestro país se consume por una crisis humanitaria provocada por el hombre con un estallido de cólera que ya ha acabado con más de 500 vidas", ha afirmado el líder africano en sus declaraciones después de recibir un premio por su lucha por la democracia en Marruecos.

"El acceso a los alimentos en nuestro país es muy complejo... quiero usar esta oportunidad para pedir al resto del mundo que corra a ayudarnos para superar la situación por la que atraviesa el país antes de que llegue a niveles catastróficos", ha añadido.

La Organización Mundial de la Salud ha situado la tasa de mortalidad del cólera en torno a las 400 personas, pero las organizaciones de defensa de los derechos humanos en el país africano calculan que más de 1000 personas han muerto de esta enfermedad que se puede prevenir y tratar.

El gobierno de Mugabe sostiene que el sistema sanitario y económico se están colapsando por las sanciones impuestas por los poderes occidentales que tratan de desbancarle porque pretende redistribuir las granjas regidas por los blancos entre la población negra. Los críticos del presidente, que tiene 84 años y lleva en el poder desde que el país se independizó de Reino Unido en 1980, afirman que ha arruinado uno de los países más prometedores del continente negro a través de políticas temerarias y la mala administración.

El acuerdo al que Mugabe y Tsvangirai llegaron para compartir el poder en septiembre ha sido la mayor esperanza para acabar con la crisis, pero ponerlo en marcha ha supuesto una lucha continua por los puestos de responsabilidad. El partido opositor, Movimiento para un Cambio Democrático, acusan al presidente y su partido de intentar marginarlos en la administración conjunta. Su líder ha afirmado que continuarán con su "resistencia pacífica y democrática".