_
_
_
_

La detención de un líder opositor eleva la tensión en Tailandia

Chamlong Srimuang llamó a seguir con las protestas para forzar la dimisión del Gobierno, acusado de corrupción

La policía tailandesa ha detenido este domingo a Chamlong Srimuang, antiguo gobernador de Bangkok y uno de los principales líderes de la Alianza Popular para la Democracia (APD), cuyos seguidores tienen tomado el recinto de la sede del Gobierno en Bangkok desde el pasado 26 de agosto.

El arresto de Srimuang ocurre dos días después de la detención de Chaiwat Sinsuwongse, otro de los cabecillas de la APD, y aviva la tensión de las protestas antigubernamentales en la capital tailandesa.

Las autoridades y las fuerzas de seguridad de Bangkok se encuentran en alerta ante la posibilidad de que las manifestaciones degeneren en enfrentamientos.

La detención, "una bomba"

Srimuang, el líder más importante del movimiento junto al magnate de la comunicación Sondhi Limthongkul, fue arrestado por la mañana cuando se encontraba en un colegio electoral, a donde había acudido a votar en las elecciones gobernador de Bangkok, que se celebran este domingo. Según varios testigos, Srimuang demandó a los agentes que le dejaran depositar su voto antes de ser arrestado, a lo que accedieron.

Más información
Los líderes de los manifestantes de Tailandia se entregan a la policía
Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Pocas horas más tarde, Limthongkul leyó ante los manifestantes en la sede del Gobierno una carta que el Srimuang había escrito poco antes de ser detenido y en la que alentaba a los tailandeses a unirse a las protestas hasta que dimita el Gobierno del primer ministro, Somchai Wongsawat.

El arresto de Srimuang, un ex general de profundas convicciones budistas, ha sido rápidamente calificado por los analistas como "una bomba" sobre las conversaciones de paz entre la APD y el Gobierno de Wongsawat.

La policía lanzó el 27 de agosto una orden de arresto de los nueve líderes de la APD, tras acusarlos de insurrección, conspiración, reunión ilegal y de rechazar las órdenes de dispersión, cargos que podrían acarrearles la cadena perpetua e incluso la pena de muerte, según las leyes tailandesas.

Entonces, Suriyasai Katasila, uno de los líderes del movimiento, dijo que no pensaban disolver las protestas mientras gobiernen los aliados del depuesto presidente Thaksin Shinawatra, acusado de corrupción y exiliado en Reino Unido.

El pasado 9 de septiembre, el ex primer ministro Samak Sundaravej, que accedió al cargo siete meses antes, fue destituido por percibir un salario al presentar un programa culinario en televisión siendo jefe del Gobierno.

Sin embargo, la APD, apoyada por la elite conservadora y elementos del Ejército, continuó con las protestas, ya que su objetivo es borrar la herencia de Shinawatra y renovar el sistema político tailandés bajo el amparo de la Monarquía.

Para los manifestantes, tanto Sundaravej, Wongsawat, como

el resto de los políticos del gobernante Partido del Poder Popular (PPP), son títeres de Shinawatra.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_