El atentado más grave en tres décadas causa 17 muertos en Siria
Un coche cargado con 200 kilos de explosivos explota en la carretera que lleva al aeropuerto de Damasco
Los sirios no recordaban nada parecido desde comienzos de los años ochenta. Un coche bomba cargado con 200 kilos de explosivos estalló poco antes de las nueve de la mañana en una zona concurrida de Damasco. Sucedió cerca de una mezquita chií frecuentada por peregrinos libaneses, iraníes e iraquíes, y en las inmediaciones de una sede de las fuerzas de seguridad. Al menos 17 civiles perecieron y 14 sufrieron heridas. Ningún grupo reivindico el atentado, aunque el ministro del Interior, Bassam Abdel Majid, apuntó a radicales islamistas.
Siria es uno de los pocos países de Oriente Próximo que ha sorteado las embestidas de Al Qaeda. Habitualmente un remanso de paz, el atentado provoca un efecto desestabilizador en un régimen que comienza a superar el aislamiento político y económico al que le someten los países occidentales. En los primeros días de septiembre, y tras forzar un giro radical a la política exterior francesa más reciente, el presidente Nicolás Sarkozy visitó oficialmente Damasco. En julio, Asad acudió a una conferencia euromediterránea en París, después de abrir negociaciones con Israel en mayo.
Estado policial
Es el tercer ataque ejecutado en 2008 en un Estado férreamente controlado por el Ejército y la policía. En febrero, Imad Mugniyeh, jefe militar del partido milicia chií libanés Hezbolá, fue asesinado tras explotar una bomba colocada en su coche. Fuera quien fuera el cerebro, la autoría del Mosad israelí se apunta como la más probable. El mes pasado, un asesor del presidente Bachar el Asad, que también trabajaba con la Agencia Internacional de la Energía Atómica, fue abatido a tiros en Tartus, al norte de Siria. El hermetismo del régimen, que desplegó sólo hace unas semanas a miles de soldados en la frontera con Líbano, ha desatado todo tipo de especulaciones estos atentados.
A finales de los años 70 y comienzos de la década siguiente, los grupos islamistas sembraron de bombas el país. La represión consiguiente llevada a cabo por Hafez el Asad, padre del actual mandatario, fue feroz. Después de 25 años de tranquilidad, en 2006 brotaron de nuevo los atentados en suelo sirio. En septiembre de ese año, cuatro hombres intentaron atacar la Embajada de EE UU en Damasco. Los terroristas, y también un guardia, murieron el intento.
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