Funcionarios de EE UU aceptaron sobornos de compañías petrolíferas y de gas
Una investigación interna revela que Shell y Chevron organizaron fiestas con sexo y drogas para empleados del Departamento de Interior
Una docena de empleados del Servicio de Gestión de Minerales (SGM), del Departamento de Interior de Estados Unidos, se han visto envueltos en un escándalo, al saberse que aceptaron regalos, tomaron drogas y mantuvieron sexo en fiestas con empleados de varias compañías de petróleo y gas mientras hacían visitas de trabajo, según ha confirmado un informe del Gobierno estadounidense.
El Congreso estadounidense ha recibido tres informes que detallan la conducta de los funcionarios y el problema ético y de conflicto de intereses en el que incurren con su comportamiento. Los empleados del SGM se dedicaban a recolectar el dinero de los derechos de explotación de petróleo y gas en zonas federales y en el mar de compañías como Chevron, Shell Oil, Hess Corp., y Gary Williams Energy. El año pasado, esta oficina del Departamento de Interior recolectó unos 4.000 millones de dólares (2.852 millones de euros) por esta actividad.
Los funcionarios "socializaron y recibieron una amplia gama de regalos y gratificaciones de parte de compañías de petróleo y gas", ha anunciado este miércoles Earl Devaney, inspector general del SGM. Los empleados recibieron, entre 2002 y 2006, obsequios como billetes para eventos deportivos, viajes para esquiar, e invitaciones a jugar golf.
Devaney ha publicado en uno de los informes que descubrió una "cultura de abuso de sustancias y promiscuidad" entre los empleados de la oficina gubernamental. Como ejemplo el funcionario cita el caso de un supervisor que consumió drogas y tuvo sexo con sus subordinados. También se relatan casos en donde los empleados de las compañías energéticas daban alojamiento a los trabajadores del Gobierno ya que "se encontraban demasiado intoxicados para conducir o volver a su hotel".
Otro de los documentos entregados al Congreso expone el caso de uno de los encargados de la SGM, que con ayuda de dos subalternos, creó una lucrativa consultora para obtener contratos de exploración, violando varias normas.
Problema ético
Devaney ha señalado que los empleados, a los que ha entrevistado para realizar el informe, no presentan "remordimiento alguno". Ha escrito también que muchos de los funcionarios no compartían el código de ética del Gobierno federal ya que tenían un rol "único" en la Administración.
Las revelaciones llegan en un momento incómodo para el Gobierno del presidente George W. Bush, pues la Cámara de Representantes considera legislar para extender las zonas marinas de explotación, una de las prioridades del mandatario estadounidense.
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