Golpe al turismo en Guatemala

El secuestro, el pasado viernes, de cuatro turistas belgas por parte campesinos guatemaltecos, que pretendían utilizarlos como rehenes para pedir la excarcelación de uno de sus líderes, y que terminó cerca de la medianoche del sábado, ha causado un impacto negativo sobre el sector turístico del país, que tiene su temporada alta en Semana Santa.

Los turistas, que fueron secuestrados junto a su guía y el conductor de la lancha que los transportaba por las aguas del Río Dulce, en el departamento de Izabal, a unos 250 kilómetros al noreste de la capital guatemalteca, fueron liberados al filo de las 23:00 horas locales del sábado gracias a la mediación de la oficina del Defensor del Pueblo. De acuerdo con las primeras informaciones, tanto los rehenes como sus guías locales gozan de salud y fueron bien tratados por sus secuestradores.

Tras pasar la noche en una base naval en el puerto de Santo Tomás de Castilla, donde recibieron asistencia médica, los belgas Eric Stosstris, de 62 años y su esposa Jenny, de 59, y Gabriel y Mary Paul van Huysse, de 64 y 62, fueron trasladados al mediodía local de ayer al aeropuerto internacional La Aurora de Ciudad de Guatemala, donde fueron recibidos por el embajador de Bélgica en Costa Rica antes de subir a un avión que les condujo hacia su país.

La historia se remonta al 14 de febrero, cuando la policía guatemalteca capturó a Ramiro Choc, un líder local que, argumentando "derechos ancestrales", tiene una larga trayectoria de invasión de fincas privadas y del Estado, cuyos terrenos luego vendía a los vecinos. Choc se encuentra en la cárcel, acusado, entre otros delitos de índole común, de usurpación agravada y estafa continuada.

Desde su celda, Choc logró convocar a la agrupación campesina que lidera y, para conseguir su liberación, sus lugartenientes movilizaron a una turba que, el 21 de febrero, secuestró a los 18 policías destacados permanentemente en Livingstone, la principal población de esa área del Caribe guatemalteco. Tras largas negociaciones y amedrentados por una fuerte presencia policial y militar, los lugareños aceptaron liberar a los agentes, sin que las autoridades accedieran a excarcelar a Ramiro Choc.

Campesinos "engañados"

Así las cosas, los campesinos se consideraron "engañados" por las autoridades y ensayaron este nuevo golpe de fuerza en busca de la liberación de su jefe, extremo que fracasó nuevamente.

El hecho, en vísperas de Semana Santa, la época del año en que Guatemala recibe más turistas, ha provocado un fuerte impacto en el sector, fundamentalmente a la industria de la región que, nada más conocerse la noticia del secuestro, recibió cancelaciones de prácticamente la totalidad de reservas previas de visitantes extranjeros, quienes prefirieron viajar a otros parajes, como las ruinas mayas de Tikal o el lago de Atitlán.

De acuerdo con la prensa local, las calles de Río Dulce presentaban este fin de semana un aspecto inusual para la época, con calles desiertas y restaurantes vacíos, mientras que los barqueros aguardaban inútilmente a los turistas que no llegaban o que habían abandonado precipitadamente la zona. "Nuestro promedio en estos días es de 3.000 viajes por el río. Ahora [por el sábado] sólo hemos hecho 50", decía ayer un directivo de la Asociación de Lancheros al diario Prensa Libre.

En iguales o parecidas circunstancias se encuentra el sector de hostelería. Arnulfo Orellana, propietario de uno de los restaurantes más conocidos del lugar, se quejaba de que en las últimas 24 horas "sólo una familia había llegado a comer", lo cual provoca pérdidas considerables a un sector que sobrevive fundamentalmente de los ingresos que perciben en estas fechas.

A pesar de que la aventura de los turistas belgas tuvo un final feliz al ser liberados sanos y salvos, a nadie escapa que el hecho tiene un impacto altamente negativo para la ya maltrecha imagen de Guatemala en el extranjero, con la consecuente merma de visitantes en el corto y medio plazo.

Esto afecta directamente a la economía nacional. El turismo es, después de las remesas de los emigrantes y de las exportaciones de café y banano, la tercera fuente de ingreso de divisas en el país. Al respecto, el subdirector del Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat), Guillermo Novelly, calificó como "incalculable" el impacto negativo para el sector, a la vez que anunció el desplazamiento a la zona de Izabal (provincia donde ocurrieron los hechos) de un grupo especializado, en busca de que "nada parecido vuelva a ocurrir".

Si bien es cierto que el café ha logrado una recuperación en los últimos meses, todavía no se recupera de la crisis del último decenio. Mientras tanto, las remesas familiares enviadas por guatemaltecos en el extranjero alcanzaron el año pasado los 4.100 millones de dólares, según cifras del Banco de Guatemala (central). Pero esta fuente de ingresos se ve amenazada, en primer lugar, por la recesión que afecta a Estados Unidos y, en segundo término, por la política anti inmigrantes de la administración de George W. Bush. De acuerdo con estadísticas de la Dirección General de Migración guatemalteca, a lo largo de 2007 el número de nacionales deportados desde Estados Unidos superó los 21.000.