Los líderes europeos aguardan con curiosidad y desconfianza el proyecto mediterráneo de Sarkozy
España critica algunos aspectos del proyecto, pero lo ve como un desarrollo del Proceso de Barcelona
El proyecto para crear una Unión para el Mediterráneo que la canciller alemana, Ángela Merkel, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, presentarán esta noche en la Cumbre Europea no levanta pasiones entre los demás líderes europeos. Después de varios meses de negociación entre dos de los países con más peso en el continente, el proyecto que Sarkozy anunciara por primera vez durante su campaña electoral llega a los líderes europeos bastante cambiado.
Después de ser examinada por manos alemanas, la Unión por el Mediterráneo será una cumbre anual entre todos los países europeos y los demás ribereños del Mediterráneo. Muy lejos del proyecto original francés de un foro sólo para estados costeros con nueve agencias y un banco. Merkel justificó la inclusión de los demás estados alegando que el proyecto habría desviado fondos comunes sólo para el beneficio de algunos países y sus ex colonias.
España ha acogido el proyecto con interés pero con reparos. El secretario de estado para Europa, Alberto Navarro, ha expuesto las reticencias españolas en una rueda de prensa en Bruselas. España desconfía de la fórmula de dos co-presidentes rotatorios. "Los países del sur van a decir que no la aceptan; se ha barajado en el pasado y no podrá salir adelante", aseguró Navarro tras recordar la imposibilidad de que países que no tienen relaciones diplomáticas con Israel acepten un día que copresida el proyecto.
Navarro contempla la propuesta francesa como un salto cualitativo del Proceso de Barcelona y esto demuestra que "el proceso de Barcelona está más vivo que nunca".
Escepticismo
A pesar del entusiasmo francés que ve en el proyecto la oportunidad para desarrollar múltiples iniciativas conjuntas para, por ejemplo, limpiar de contaminación el Mediterráneo o combatir los incendios o el cambio climático, los líderes europeos no saben mucho del proyecto y lo contemplan con una mezcla de curiosidad y escepticismo.
El canciller austriaco Alfred Gusenbauer comentó que el proyecto "no ningún daño" y que "lo importante es que no se ha convertido en una barbacoa para algunos estados miembros". Donald Tusk, el primer ministro de Polonia sugirió que podría ser una forma de favorecer el ingreso en la UE de su vecina Ucrania. El finlandés Matti Vanhanen sintetizó su postura de este modo: "conocemos el nombre y poco más acerca de lo que va a implicar. Tenemos mucha curiosidad por conocer la sustancia". Esta noche será presentado en Bruselas.
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