Lula se propone rehabilitar las favelas y acabar con la violencia
Poco después de las dos y media de la tarde (hora local) de ayer el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y el gobernador de Río de Janeiro, Sérgio Cabral, subieron al palco improvisado en una de las entradas de la favela de Rocinha, la más poblada de la ciudad. Frente a un público escaso, alrededor de 500 personas, Lula anunció el lanzamiento de un programa de inversiones que beneficiará a la comunidad con la apertura de calles, la ampliación y mejora de la red de desagüe, servicios de limpieza urbana, puestos de salud, guardería infantil y un complejo deportivo.
Rocinha, donde viven alrededor de 130.000 personas, fue la tercera favela visitada por Lula da Silva ayer. Enclavada en la zona sur de la ciudad, entre algunos de los barrios más caros del país, la favela recibirá inversiones de alrededor de 75 millones de euros. En la zona norte, Manguinhos, donde viven 45.000 personas, contará unos 110 millones de euros, y a las favelas, con unas 100.000 personas, en el Complejo del Alemán, 220 millones. La inversión total significa la mayor dotación jamás destinada a obras estructurales en favelas.
Las obras empezarán el lunes y algunas serán inauguradas todavía este año. Lula se comprometió a inspeccionar las obras periódicamente, junto al gobernador Cabral. En los discursos que hizo ayer el presidente brasileño reiteró que el objetivo de esas intervenciones en zonas hasta ahora abandonadas por el poder público (excepto por la dura acción policial) es devolver a la población condiciones mínimas de dignidad. Lula recordó sus orígenes extremamente humildes, y expresó su deseo de que las obras proyectadas en las favelas devuelvan la tranquilidad a la ciudad, acosada por la violencia de bandos de narcotraficantes instalados en prácticamente todas ellas.
Acosados por dos frentes
De las tres favelas visitadas ayer por Lula, fue en la del Alemán donde se registró el mayor contingente de seguridad. Ocupada desde hace casi un año por la policía y por tropas de la Fuerza Nacional, esa favela es escenario permanente de la dura política de represión del Gobierno de Río.
Ayer, tiradores de elite de la Marina y el Ejército fueron dispuestos en puntos estratégicos, y casi 400 soldados se sumaron a la fuerza ya existente en el Alemán. Hasta dos días antes, la seguridad del palco y de la zona en que se celebró el acto con Lula corría a cargo de traficantes. Esa es la realidad de los habitantes de las favelas cariocas, y que Lula pretende cambiar: viven acosados por la violencia en sus dos vertientes, la de los narcotraficantes y la de los abusos policiales.
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