Indisciplina y división entre los diputados guatemaltecos
Las disensiones hacen mella en la oposición y en el Gobierno a cinco semanas del inicio de la legislatura
A cinco semanas de iniciada la actual legislatura en Guatemala, los diputados al Congreso empiezan a hacer gala de una actitud que les ha llevado a ser tildados en todas las encuestas como miembros del "organismo menos confiable" de la democracia de este país, inaugurada en 1985 tras el fin de las dictaduras militares y la celebración de unas elecciones auténticamente libres.
A cinco semanas de iniciada la actual legislatura en Guatemala, los diputados al Congreso empiezan a hacer gala de una actitud que les ha llevado a ser tildados en todas las encuestas como miembros del "organismo menos confiable" de la democracia de este país, inaugurada en 1985 tras el fin de las dictaduras militares y la celebración de unas elecciones auténticamente libres.
Dos hechos han marcado esta semana la ausencia absoluta de la disciplina partidaria. El más grave, la renuncia, anunciada el martes, del comité ejecutivo de la Gran Alianza Nacional (Gana, que ejerció el poder entre enero de 2004 y el mismo mes de 2008), que implica la división de ese grupo parlamentario, hasta el pasado martes la segunda mayoría, con 37 de los 158 escaños del Legislativo. 13 de estos diputados se han proclamado independientes y han anunciado la formación de un grupo propio.
Las razones de la ruptura, explicadas por el hasta ahora secretario general de la Gana, Alfredo Vila, son elocuentes sobre la falta de organización que aqueja a la alianza: el apoyo que varios congresistas dieron a la aprobación del presupuesto, en contra de la disciplina partidaria; la aprobación de una ley (derogada por la presión popular), por medio de la cual los diputados no reelegidos gozarían de una indemnización; y, en palabras de Vila, "porque han formado un bloque que sólo responde a sus intereses personales".
Pero la indisciplina y el riesgo de nuevas divisiones también alcanzan a la gobernante Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), a la que pertenece el presidente, Álvaro Colom.
El lunes, siete de los 51 diputados acudieron al Tribunal Constitucional para presentar un recurso contra el reglamento interno, por considerar que la disciplina que les impone "viola la Constitución".
Puntualizan que uno de sus artículos les limita su potestad de presentar una iniciativa de ley si ésta no es discutida y aprobada previamente por el partido. Argumentan, en tono de amenaza velada, que 22 congresistas más los apoyan.
El jefe del grupo parlamentario del Gobierno, Mario Taracena, dijo ayer al matutino local elPeriódico que la actitud de sus compañeros es "una torpeza legislativa" y explicó que el reglamento puntualiza que, "sin perjuicio de los derechos constitucionales y para recibir el respaldo colegiado del grupo y del Comité Ejecutivo", toda iniciativa debe presentarse a los órganos partidarios.
La crisis en la UNE se remonta al 30 de enero, dos semanas después de iniciada la legislatura, cuando uno de los diputados hizo público su disgusto por la negativa del presidente Colom a ceder cargos en el Ejecutivo a amigos y parientes de los diputados.
A mediados de la semana pasada, un grupo de alcaldes se quejó igualmente de que se les habían quitado del presupuesto recursos ya asignados.
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