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Scotland Yard permitió escapar a un presunto criminal de guerra israelí

Los agentes británicos rechazaron abordar un avión en el que viajaba el general Doron Almog por miedo a un tiroteo

El 11 de septiembre de 2005 el general israelí Doron Almog pretendía aterrizar en el aeropuerto londinense de Heathrow. Pesaba sobre el militar reservista una orden secreta de detención por crímenes de guerra cometidos en Gaza. Almog lo ignoraba. Pero no la Embajada israelí en la capital británica. Un diplomático hebreo abordó el avión de la compañía El Al y recomendó al perseguido que no descendiera del aparato. Los agentes del Reino Unido, según revelan documentos de la propia policía, permitieron que el supuesto criminal regresara a Tel Aviv por temor a que se desatara un tiroteo a bordo si intentaban el arresto.

La legislación del Reino Unido autoriza la persecución de estos delitos, aunque sean cometidos fuera de sus fronteras. Pero, ¿cómo conoció la Embajada de Israel la orden de detención? El informe policial no precisa la identidad, pero Scotland Yard sondeó con un confidente sobre la eventual reacción de la comunidad judía en el Reino Unido en el caso de que se detuviera a un general israelí, del que no se facilitó la identidad. Ese confidente es miembro de la comunidad judía.

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El abogado Daniel Machover, que representa a los palestinos que interpusieron la demanda ante la justicia, explicó al diario The Guardian: "Si se empiezan a hacer preguntas de ese tipo, es fácil sumar dos y dos y saber que se trataba de Almog". Probablemente, las autoridades hebreas ya andaban con la mosca detrás de la oreja, porque Scotland Yard había realizado consultas con la línea aérea israelí mientras el avión se hallaba en vuelo.

Ya en tierra, la policía reclamó a El Al el acceso al avión, y recibieron una negativa por respuesta. Los mandos barajaron entonces irrumpir en la nave. No se hizo. El oficial que redactó el informe policial escribió por qué. "Existía un riesgo real de enfrentamiento armado. A la luz de ese peligro, se decidió no abordar el avión". Todo apunta a que se prefirió esconder la embarazosa situación que cumplir la ley. El letrado Machover precisa que la policía no necesitaba ningún permiso y que debió proceder a aprehender a Almog o al menos impedir que la nave despegara. Dos horas después del aterrizaje, el militar volaba de vuelta a Israel.

Represalia

El 10 de enero de 2002 excavadoras del Ejército israelí demolieron 59 casas en el campo de refugiados palestino de Rafah. Cientos de familias lo perdieron todo. Se trató de una represalia por la muerte de cuatro soldados en la franja acaecida poco antes, una violación flagrante de la Cuarta Convención de Ginebra. El oficial que ordenó la destrucción de los edificios fue el general Almog.

El Comité Palestino de Derechos Humanos, que ha asistido a los demandantes y proporcionado documentación sobre el supuesto crimen de guerra perpetrado por Almog, mostraba ayer su indignación: "Una vez más la justicia ha sido denegada a las víctimas civiles palestinas. El quebrantamiento de la aplicación de la ley y la persecución de los responsables de ataques a civiles socavan el respeto a la legalidad internacional, tan necesaria si se pretende llegar a una solución pacífica en la región. Hasta entonces, afrontaremos la ley de la jungla".

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