Un juicio a una pareja que exterminó a una familia en Italia se convierte en evento mediático

Cientos de personas han hecho cola durante horas ante el Palacio de Justicia de Milán para poder ocupar una de las 60 plazas reservadas al público el pasado martes en la primera audiencia del juicio contra un matrimonio italiano acusado de haber asesinado a tres miembros de una misma familia y a una vecina, en lo que se ha convertido en un evento mediático seguido por todo el país, bautizado como el "processo show".

Todos los telediarios se ocuparon ayer del inicio del juicio y los canales que emiten información las 24 horas del día han ido informando sobre todos los detalles de esta primera audiencia. Mientras, se tuvo que instalar una sala de prensa, en la que se retransmitía las imágenes del juicio, para poder acoger a los 130 periodistas acreditados.

En el país crece la expectación para conocer los pormenores de "la matanza de Erba", como los medios italianos se refieren al delito que se cometió en esta localidad de la norteña provincia de Como. El 11 de diciembre de 2006 aparecieron degollados en su casa Raffaella Castagna, su hijo Youssuf, de dos años de edad, y la abuela materna del niño, Paola Galli, así como su vecina del piso de arriba, Valeria Cherubini, mientras que el marido de ésta, Mario Frigerio, resultó herido de gravedad.

Todas las imágenes del juicio serán difundidas cuando se pronuncie la sentencia. Según informa el diario italiano Il Corriere Della Sera, el presidente del Tribunal ha autorizado exclusivamente a Rai 3 a filmar todo el proceso. El material será utilizado para el programa Un giorno in pretura.

Los protagonistas

En el aula estaban presentes todos los protagonistas de este crimen, que ha destacado durante meses en los medios de comunicación y desatado la curiosidad morbosa de la opinión pública. Cogidos de la mano asistieron dentro de la jaula, prevista en este tipo de procesos, Olindo Romano y su mujer, Angela Rosa Bazzi, un aparente tranquilo matrimonio del pueblecito de Erba que confesó, y después retractó, haber degollado a sus vecinos de casa. En el aula también se encontraba Carlo Castagna, que perdió a su mujer, a su hija y a su nieto en este feroz crimen.

Y en primera fila se sentó Azuz Marzuk, el marido de Raffaella Castagna, un inmigrante tunecino que en un principio fue incluso incriminado por los medios de comunicación, pero que en el momento de los hechos se encontraba en su país. Marzuk, que después de la tragedia se convirtió en una presencia fija en las revistas y programas de televisión, fue también arrestado y se encuentra pendiente de un proceso por tráfico de droga.

Los continuos cambios de opinión del matrimonio, el desconocido móvil del crimen y la criticada popularidad de Marzuk son los ingredientes de un juicio que se prevé continuará ocupando grandes espacios en la prensa italiana.