'Rebelión horaria' en Argentina
Rodríguez Saá, gobernador de San Luis, desacata el adelantamiento de una hora decretado por Fernández
En política, cualquier concepto es susceptible de convertirse en el centro de un enfrentamiento entre rivales. Eso es exactamente lo que ha sucedido en Argentina después de que San Luis, una de las 23 provincias que forman el país, haya rechazado la hora oficial impuesta por el Gobierno federal el pasado 30 de diciembre y hecho un llamamiento a otras provincias para que se sumen a una rebelión horaria. Así, el Congreso de Catamarca se declaró ayer en desacuerdo con el horario oficial decretado desde Buenos Aires, mientras los gobernadores de la citada provincia, Mendoza y La Rioja se debaten entre capear las presiones populares o enfrentarse a una medida dictada en persona por la presidenta, Cristina Fernández.
Fernández decidió terminar el año 2007 adelantando los relojes y colocando a Argentina dos horas por detrás de la hora del meridiano de Greenwich (GMT, en sus siglas en inglés) como medida de urgencia para paliar la grave crisis energética que vive el país y así aprovechar al máximo las horas de luz solar en el verano austral. Hasta entonces y desde 1993, coincidiendo con la privatización de las empresas de energía, en Argentina no se realizaban los cambios de horario en primavera y otoño habituales en otras latitudes.
La presidenta consideró que esta situación suponía un desperdicio de luz solar y que la variación de la hora es una medida eficaz que compensa las molestias temporales que pueda causar a veces a los ciudadanos. De hecho, un estrecho aliado de Fernández, el presidente venezolano, Hugo Chávez, atrasó en media hora los relojes de su país también el pasado diciembre.
Pero varias voces se han alzado en Argentina contra la decisión presidencial. Las hay científicas, que advierten de que el nuevo horario es propio del Atlántico central y no de la longitud donde se encuentra Argentina; sociales, con amplias zonas del país en las que cuando se acerca la medianoche todavía hay sol, y de carácter político, que han hecho de las manecillas del reloj un instrumento de desafío a la presidenta Fernández.
De ese modo, el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, decretó que desde el pasado lunes su provincia, situada en el centro del país, volviera al horario antiguo y por lo tanto tuviera una hora menos que el resto de Argentina. Rodríguez Saá es un abierto opositor a Cristina Fernández y a su antecesor y esposo, Néstor Kirchner. De hecho, fue candidato presidencial en las elecciones del pasado octubre, que llevaron a la Casa Rosada a Fernández.
"El plan de ahorro energético del Gobierno ha fracasado", subrayó el vicegobernador de San Luis, Jorge Pellegrini, para justificar la decisión, al tiempo que hacía un llamamiento a las demás provincias del país a volver al horario anterior por considerarlo más racional.
Los comerciantes de varias provincias —entre ellas, Mendoza, La Rioja, San Juan, Tucumán y Catamarca, además de San Luis— han expresado fuertes quejas porque deben cerrar sus comercios por ley a las 10 de la noche, cuando queda más de una hora de luz solar y numerosos transeúntes por las calle. Los funcionarios provinciales aseguran que no se ha producido ningún tipo de ahorro de energía en la industria desde que entrara en vigor la hora decretada desde Buenos Aires.
El problema se presenta ahora para los gobernadores de las provincias con mayor descontento de los ciudadanos, que se ven en la tesitura de sufrir las quejas populares o cambiar al horario anterior y enfrentarse entonces directamente a la presidenta argentina.
Desde los años treinta, gran parte de los fondos económicos que manejan las provincias son repartidos discrecionalmente desde el Gobierno federal, razón por la cual históricamente muchos gobernadores terminan apoyando las políticas del presidente del país, aunque pertenezcan a formaciones políticas diferentes.
Por eso, el gobernador de San Juan, José Luis Gioja, criticó la decisión de Rodríguez Saá y subrayó que "no hay que usar con contenido político" el asunto. "No es una cuestión de hacerse el valiente, llevar la contra y salir en los diarios", señaló ayer a una emisora local. Celso Jaque, gobernador de Mendoza tampoco ha querido por el momento secundar la iniciativa de San Luis, aunque en su próspera provincia, al pie de los Andes, se han producido algunas manifestaciones.
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