Las FARC acusan a Uribe de mantener "secuestrado" al pequeño Emmanuel
La guerrilla confirma que el hijo de la política secuestrada Clara Rojas se encuentra en un orfanato de Bogotá
Las FARC han admitido esta madrugada (hora española) que Emmanuel, el hijo nacido en cautiverio de la política Clara Rojas, una de las secuestradas por esta guerrilla, está en Bogotá "secuestrado" por el presidente Álvaro Uribe, en un comunicado que publica la Agencia Bolivariana de Prensa (ABP).
El niño fue entregado en la capital colombiana a "personas honradas mientras se firmaba el acuerdo humanitario" que iba a desembocar en la liberación de Clara Rojas y la ex congresista Consuelo González de Perdomo, como las FARC habían prometido al presidente venezolano, Hugo Chávez.
El comunicado de la guerrilla asegura que "Emmanuel no podía estar en medio de las operaciones bélicas del Plan Patriota, de los bombardeos y los combates, la movilidad permanente y las contingencias de la selva". Por ello "este niño, de padre guerrillero, había sido ubicado en Bogotá.
Según las FARC el Gobierno secuestró en Bogotá a Emmanuel, "con el infeliz propósito de sabotear su entrega, la de su madre Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo, al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez".
Más análisis en España
El comunicado de las FARC llega horas después de que se hicieran públicos los análisis de ADN. Según éstos, Juan David, el niño que vive desde hace dos años en un orfanato en Bogotá, es Emmanuel, el hijo que Clara Leticia Rojas. El ADN mitocondrial de la abuela, doña Clara, es idéntico al del pequeño abandonado, informa Pilar Lozano.
El fiscal general de Colombia, Mario Iguarán, que ayer dio la noticia, fue, sin embargo, cauto: "El cotejo de muestras estableció concordancia, rasgos altamente específicos que permiten afirmar la muy alta probabilidad de que Juan David pertenezca a la familia Rojas".
Manuel Paredes, científico del Instituto de Medicina Legal y uno de los dos expertos que tuvo en sus manos este delicado caso, explicó las características de esta prueba que analiza marcas genéticas que se transmiten por línea materna, de generación en generación: "La coincidencia es total; absoluta", dijo. No obstante, y para despejar cualquier duda, Paredes viajó ayer mismo con las muestras a España, donde el Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Santiago de Compostela realizará un nuevo análisis. [Su director, Ángel Carracedo, alabó ayer la calidad de los laboratorios de genética colombianos y explicó que su equipo practicará una "pericia más especializada", informa Efe].
La investigación
El fiscal Iguarán se refirió, además, a la investigación que llevó hasta el niño. Todo empezó con una llamada al Ejército el 28 de diciembre; una voz advertía que un niño de San José del Guaviare iba a ser sacado con papeles falsos de un hogar de protección al sur de Bogotá.
Tres días después, otra llamada aumentó la alerta: Emmanuel, dijo la voz, no iba a ser entregado por las FARC porque estaba bajo protección del Estado. Se investigó primero a tres niños, luego, con otros indicios, la atención se centró en Juan David. Pero el Fiscal también eligió con pinzas sus palabras para hablar del resultado de esta investigación: "Se puede afirmar con probabilidad de verdad que Juan David y Emmanuel son el mismo niño".
Quedó así clara la gran mentira de las FARC: culparon al presidente colombiano, Álvaro Uribe, del descalabro de la operación de liberación del niño, su madre y de una ex congresista secuestrada hace más de seis años. La verdad es otra: no podían cumplir su promesa pues no tenían en su poder al pequeño. La guerrilla ya anunció que desconocerían los resultados de los exámenes de ADN.
Emmanuel nació a mediados de 2004 en un campamento de la guerrilla, en condiciones precarias. Las FARC lo separaron de su madre (que lleva seis años secuestrada) y lo entregaron con 11 meses a una familia conocida. Pero el niño estaba muy enfermo y desnutrido, y la familia lo llevó al hospital local. De allí fue trasladado a San José del Guaviare y de allí a Bogotá. Su estado era tan crítico que el Instituto de Bienestar Familiar lo tomó bajo su custodia.
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