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'Marketing' en los Andes ecuatorianos

Los indígenas shuar encuentran en el turismo una fórmula para mantener su cultura ancestral frente al desarrollo

Entre montañas en la zona oriental de los Andes ecuatorianos, los indígenas shuar (ser humano en su idioma) están decididos a que aquello que unos llaman desarrollo no siga torciendo su cultura ancestral. Y para ello van a poner en marcha programas para fomentar el turismo.

Tras una hora de transitar por una carretera en malas condiciones, un largo y peatonal puente colgante a manera de cordón umbilical con otras poblaciones permite descubrir a la pequeña comunidad de Kiim, que saluda al visitante con una imagen urbana. Aquello de ver a indígenas con ancestrales atuendos, ataviados con collares, plumas o portando lanzas, al parecer, ha perdido la batalla con lo que suele llamarse desarrollo y en su reemplazo, la empinada cuesta hasta llegar a la comunidad abre un escenario de niños, mujeres, hombres y viviendas al más puro estilo mestizo. Basado en una economía de subsistencia, la comunidad Kiim está situada en el cantón Yacuambi, en el margen izquierdo del río homónimo, a 45 kilómetros de Zamora, en el sureste de Ecuador.

Tan sólo una pequeña choza a un lado de una cancha de baloncesto recuerda a los visitantes el ancestral estilo de las viviendas, donde no había luz ni agua potable. Las viviendas —ahora de cemento y con luz eléctrica— se distribuyen en un rectángulo, se ven de frente y dejan un descampado en el centro para las reuniones de la comunidad, en donde no hay alcantarllado. La comunidad de Kiim se extiende dos kilómetros cuadrados y tiene unas 90 hectáreas de terreno cultivables, del que los shuar no sólo se abastecen de alimentos, sino también de medicinas para curar males del cuerpo y de productos para acercarse a Arútam, el gran dios indígena del valor, en el que creen tanto como en el de los mestizos.

Los ancianos prefieren el shuar para comunicarse, pero no sólo sus nietos, sino también sus hijos, responden en español, el idioma de la escuela del lugar, que quieren que sea bilingüe.

"Ya casi no hablamos el shuar, estamos muy tristes porque está desapareciendo, por eso queremos recuperarlo y enseñar no sólo a nuestros hijos, sino a los turistas", explica Angélica Asomat, al comentar un naciente programa turístico que desarrollan en busca de mejorar su economía, pues son contrarios a la minería.

Felipe Serrano, de la Fundación Naturaleza y Cultura Internacional, dijo que, para fortalecer la cultura, se pretende que estudiantes universitarios vivan temporalmente en la comunidad y se conviertan en amikur (amigo), no sólo de los indígenas, sino de la naturaleza.

SUSANA MADERA (EFE)

Yacuambi

Un grupo de indígenas shuar ataviados con ropas típicas durante una comida criolla. / efe

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