Otro partido: el del temor al futuro
Han sido derrotados, felizmente, sin paliativos. Con una participación bien baja para nuestros parámetros, pero valorada como buena vistos los antecedentes: del 55 por ciento. El comunismo arrasó el sentido de la ciudadanía, que deberá ir creciendo de nuevo poco a poco. La absoluta politización totalitaria llevó a la antipolítica ya desde un principio. El hecho es que todos hemos respirado de alivio, pero especialmente el Gobierno de la señora Merkel, que sufrió como nadie el empecinamiento y el sectarismo de los gemelos. También en Bruselas, donde el cansancio era enorme: basta ya de aguantar admoniciones y amenazas de quien se está convirtiendo en el principal beneficiario de la solidaridad europea. La UE tiene ahora una buena oportunidad para seguir avanzando, con el Tratado de Lisboa a punto de aprobación y con una Polonia recuperada y colaboradora.
Adam Michnik, fundador de Solidarnosc y del diario Gazeta Wyborcza, califica a esta formación política, el PiS (Ley y Justicia), como “el partido del temor al futuro”. El periodista polaco ha dicho cosas muy interesantes a Ramiro Villapadierna, el corresponsal de Abc en Berlín, en una entrevista publicada el pasado domingo. Vemos una clara afirmación europeísta: “Si la UE se convirtiera en un organismo sin peso político, los primeros que pagarán esta situación serán los pequeños: República Checa, Hungría e incluso Polonia”. O: “No veo que la UE ponga en peligro la identidad nacional de sus pueblos. Mi propia identidad nacional se siente muy bien con ella”. La descripción que nos hace del PiS, el partido felizmente derrotado este domingo, no ofrece lugar a dudas. Sus homólogos en Europa son Berlusconi o Haider (o este partido extremista con nombre centrista de Christoph Blocher que ha avanzado un paso más en la Confederación helvética). “Su modelo es autoritario, en que los servicios secretos tienen fines políticos y la Iglesia garantiza una legitimidad ideológica como Franco”, dice.
Lo curioso de la entrevista es el título con que la encabeza el periódico: “Veo a Zapatero como una especie de Kaczynski de signo contrario”. Ya se sabe que no son los autores de las entrevistas quienes escogen los titulares. Es verdad que Michnik dice en la entrevista lo que dice el titular. Pero en nada se corresponde a sus observaciones atinadas e inteligentes sobre esta nueva derecha antieuropea, xenófoba, populista, que propugna una especie de supremacismo cristiano, fuertemente nacionalista, y sobre todo, dedicada a vender miedo, miedo al otro y miedo al futuro. Conozco a Villapadierna y su blog, y estoy convencido de que no ha sido él quien ha inducido en Michnik estas respuestas extemporáneas y que tienen una difícil correspondencia con sus ideas y, sobre todo, con la realidad. Me temo que alguien le ha intoxicado con la Ley de la Memoria Histórica y con el debate español sobre la guerra civil. Hay muchas cosas que se pueden criticar y que son criticables en Zapatero, pero compararle a los Kascinsky sólo puede ser una ocurrencia propagandística de las malas compañías españolas de este excelente periodista polaco y una exageración de esas que convierten en insignificante la observación. ¿O alguien seriamente es capaz de sostener que la ley de lustración, que ha dejado sin escaño en Estrasburgo a alguien tan decente como Geremek, tiene algo que ver con la legislación promovida por el Gobierno español y apoyada por todos los partidos, incluido el PP en ocho artículos?
Por cierto, el Partido de los Demócratas europeos, del que escribí ayer, tiene en el PQTF (Partido Que Teme al Futuro) un motivo más para llegar a existir algún día. Formaciones como la de los gemelos justifican coaliciones y agrupaciones de centro izquierda que recuperen la calidad de la política y devuelvan la esperanza a los ciudadanos.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.