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Reportaje:

El Senado brasileño, entre las cuerdas

La absolución del presidente de la Cámara, acusado de presunta corrupción, desprestigia a la institución ante una de sus peores crisis

Los analistas políticos son unánimes al afirmar que el Senado nunca vivió una crisis tan fuerte de desprestigio popular desde la creación de la República, tras el bochornoso episodio protagonizado el miércoles pasado durante la sesión secreta en la que fue absuelto por 40 votos contra 35 y seis abstenciones su presidente Renán Calheiros a quien el Consejo de Ética había condenado por ocho acusaciones de corrupción.

La opinión pública, en un 94%, segun los sondeos, critica con dureza el veredicto de los senadores considerándolo fruto de enjuagues políticos y achacando a la cobardía de un grupo de senadores del Partido de los Trabajadores (PT) que se abstuvieron, permitiendo así, sin comprometerse, la absolución de Renán.

El presidente del Senado, que arrostró el proceso contra él durante tres largos meses sirviéndose de todos los trucos jurídicos posibles, no quiso en ningún momento renunciar a la presidencia para poder defenderse como simple senador, a pesar de habérselo pedido repetidamente tanto sus amigos como sus enemigos en aras del bien de la institución, comprometida con su presunta corrupción.

De nuevo ayer, tanto los senadodes del Gobierno como de la oposición le sugirieron que renuncie a la presidencia, aunque sólo sea temporalmente, para poder afrontar los otros dos procesos ya en curso contra él, también por motivos de corrupción, a lo que ha respondido que cuenta con fuerzas y que no piensa renunciar.

La oposición anunció ayer que obstaculizará las votaciones en el Senado si Calheiros sigue ocupando el sillón presidencial, lo que preocupa al jefe del Estado brasileño, Luis Inácio Lula da Silva, preocupado con la posible parálisis de la Cámara que tiene pendientes de voto materias muy importantes.

Lula, que en público siempre proclamó su neutralidad ante el proceso de Calheiros, uno de los grandes aliados de su Gobierno, movió los hilos por detrás para que éste fuera absuelto, sirviéndose de un grupo de senadores de su partido, el PT, que se abstuvieron permitiendo así la absolución.

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Salvado por la absolucióna

Según la Orden de Abogados de Brasil, sin embargo, Calheiros no obtuvo los 41 votos que hubiesen sido necesarios para su absolución, es decir, la mitad más uno de los votos y sí 40. Lo salvaron las abstenciones. Para el representante de Transparencia Internacional en América Latina, Bruno Speck, lo que está ocurriendo en la Cámara tendrá repercusiones negativas en la forma en que otros países ven el combate a la corrupción en Brasil y afirmó que el actual Senado de Brasil, con su falta de transparencia, "se parece más a un club de masonería que a una instución democrática". En efecto, mientras los miembros del Supremo toman sus decisiones a la luz del día, frente a las cámaras de televisión, con voto nominal y público, los senadores decidieron los destinos de su jefe a puerta cerrada, con voto secreto y sin la presencia de periodistas.

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