La federación internacional de controladores reclama asesoramiento extranjero para el sector aéreo brasileño
La federación internacional de controladores aéreos ha mostrado su preocupación por la situación en Brasil, donde el fin de semana un cortocircuito en un centro de control de la ciudad de Manaus, capital del Estado de Amazonas, dejó sin comunicación en casi todo el norte del país y sin radares durante toda la noche del viernes y la madrugada del sábado. Marc Baumgartner, presidente de la Federación Internacional de Controladores Aéreos (Ifatca, en sus siglas en inglés), afirmó el domingo que "ha llegado el momento de que el Gobierno acepte que el plan de reforma del sector aéreo sea propuesto y elaborado fuera de Brasil", según informó ayer el diario O Estado do São Paulo.
Según el rotativo, autoridades, ejecutivos de empresas aéreas brasileñas y entidades internacionales confirman las críticas de empresas extranjeras ante lo ocurrido el fin de semana, que obligó a varios vuelos estadounidenses a volver a su país al no poder aterrizar en Brasil.
Para Ifatca, el Gobierno brasileño "no tiene capacidad" para resolver solo la crisis, ya que está "atado" en un debate político interno. Según Baumgartner, no sería motivo de vergüenza, ya que otros Gobiernos hicieron lo mismo en el pasado, incluso Suiza, después de un choque entre dos aviones en 2003. Según el presidente de Ifatca, Brasil tiene que entender que una situación de caos aéreo se suele producir en un país cada 15 años, y no una vez al mes, como lleva ocurriendo desde hace diez meses.
El presidente de la gubernamental Agencia Nacional de Aviación Civil (Anac) quiso ayer minimizar la situación, al afirmar que esos problemas se dan en todos los paises, incluso en Estados Unidos.
Sin embargo, el cortocircuito que afectó al Centro Integrado de Defensa Aérea y Control de Tráfico Aéreo en Manaus y que afectó a muchos vuelos salidos desde EE UU hacia Brasil, ha agudizado el problema.
Acusaciones de sabotaje
Los controladores de vuelo, sobre quienes se intenta cargar toda la responsabilidad del caos aéreo de los últimos diez meses, reaccionaron el domingo indignados a las acusaciones de posible sabotaje.
Los controladores, acusados de criticar en público lo que ellos consideran una situación precaria y anticuada de los sistemas de control aéreo y la falta de personal ante el gran aumento de tráfico aéreo del país, algo que el Gobierno intenta negar, insisten en que los hechos están ahí, ante los ojos de todos. La culpa no es de quien da la noticia, sino de quien la provoca, afirman.
Por su parte, la asociación de familiares y víctimas de accidentes aéreos convocó ayer a la celebración de un "día sin vuelos" para el próximo 18 de agosto, en el que además del boicot, se celebrará una marcha de protesta en São Paulo en dirección al aeropuerto de Congonhas, donde el martes pasado se produjo el accidente que causó la muerte de 190 personas.
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