Empieza el estropicio
Esas arrancadas de caballo siciliano producen mucho barullo y grandes exclamaciones de admiración. Pero enseguida empiezan los destrozos. Creo que con Sarkozy estamos ya en la fase en que empiezan a producirse bajas en el mobiliario europeo. Una vez resuelto el atasco constitucional, empiezan a notarse las grietas. El nuevo gobierno británico de Gordon Brown desconfía del intervencionismo declarado de Sarkozy, en la mejor tradición colbertista. El gobierno alemán está seriamente disgustado con la relajación de la política presupuestaria francesa: el nuevo presidente se aparta de la disciplina del déficit cero para complacer directamente a su clientela electoral más adinerada. ¿Qué dirán los apóstoles del déficit cero españoles de su amigo francés?
Pero hay más, la Unión Mediterránea que proyecta Sarkozy va dirigida directamente a dinamitar el proceso euromediterráneo de Barcelona y a olvidarse de la Alianza de Civilizaciones de Zapatero, para engullirlos en su geometría variable y convertirlos en la cuadratura del círculo que integre y satisfaga a Turquía sin que entre en la Unión Europea. (A más de uno le gustará aquí, incluso entre los más antifranceses de la tribu española.)
Su ministro de Exteriores, Bernard Kouchner, ha salido tan genial como su máximo patrono. Él ha sido el promotor de una carta de los ministros de Exteriores de diez países mediterráneos que da por muerta la Hoja de Ruta isrealo-palestina, sugiere que la OTAN se haga cargo de la estabilización militar de la zona y se dedica a darle ánimos a Tony Blair. Dos de los firmantes, por cierto, Chipre y Malta, ni siquiera están en la OTAN. En Londres, Berlín, Jerusalén y Bruselas están estupefactos. (En Madrid, no, porque Moratinos la firmaba, no sé yo muy bien por qué). Y el que más Javier Solana, que ya tuvo que soportar la operación de salvación de Blair, con el encargo fraguado con Bush de enviado especial para Palestina que recorta poderes efectivos de la UE.
También habrá destrozos en casa. La prensa francesa apenas lo ha subrayado, pero a mí me parece particularmente torpe el desaire que ha hecho Francia al rey de Marruecos. (Aquí también habrá quien le jalee entre quienes detestan todavía más a los vecinos del sur que a los del norte: recordemos Perejil). Sarkozy quería hacer un viaje por el Magreb, que incluyera Túnez, Argelia y Marruecos, el país con el que Francia ha mantenido una relación más estrecha de todos. Se trataba, a lo que parece, de romper también en esto con la etapa de Chirac, amigo de toda la vida de la familia real. El resultado es que a última hora Rabat ha suspendido el viaje por razones de agenda.
Cuentan por la Comisión Europea que Sarkozy hace diez cosas cada día, pero se equivoca en ocho como mínimo. Si no va con cuidado, pronto tendremos un percance serio. He titulado ‘La ebriedad del poder’ la columna que he escrito sobre este tema. Recomiendo la lectura del discurso de Sarkozy en Estrasburgo del día 2 de julio, donde expone cuál es su idea de Europa. Como siempre, quiero dar las gracias a los lectores por leerme y también por corregir los errores que a veces cometo, resultado de la precipitación con que hay que escribir aquí. Si en el periodismo impreso se cometen errores, a pesar del margen de tiempo que hay para releer, en el periodismo 'on line' la oportunidad de equivocarse es extrema. De ahí que sea muy de agradecer que otros le adviertan a uno sobre sus errores y le den la oportunidad de corregirlos.
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