Musharraf declara la guerra al extremismo religioso
Al Qaeda clama venganza por los fallecidos en el asalto a la Mezquita Roja de Islamabad
El presidente de Pakistán, el general Pervez Musharraf, ha defendido esta tarde la sangrienta operación militar contra la Mezquita Roja de Islamabad y ha asegurado que combatirá y destruirá el extremismo religioso "en todos los rincones" de Pakistán. Horas antes, el número dos de Al Qaeda, Ayman al-Zawahri, ha clamado venganza por las muertes de los islamistas en un vídeo difundido en Internet. Según el lugarteniente de Bin Laden, "este crimen sólo puede lavarse mediante el arrepentimiento o la sangre".
"No permitiremos que esto pase de nuevo", ha garantizado Musharraf en un anunciado y esperado discurso a la nación, en el que se ha mostrado "triste" por la pérdida de vidas humanas en el asalto el martes al recinto religioso, donde los atrincherados pedían la aplicación de la sharía (ley islámica) en todo el país. Ha acusado a la Mezquita y la Jamia Hafsa, la madrasa femenina contigua, de haberse convertido en un "lugar de guerra" desde el que se lanzaban constantes provocaciones, materializadas en secuestros o destrucciones de edificios oficiales.
Ha citado el secuestro de ciudadanos chinos, acusados de regentar un burdel por parte de los estudiantes de los seminarios, que ha calificado de "incidente vergonzoso" que complicó las relaciones con el "mejor amigo" de Pakistán. Con gesto adusto y ojeras marcadas, el presidente ha ido recordando los días de sitio militar a la mezquita y todos los intentos infructuosos de negociaciones con el líder de los atrincherados, el clérigo Rasheed Ghazi, muerto en el asalto. Pese a la "presión" para que actuara y las "acusaciones" de connivencia con los integristas de la mezquita, el Gobierno demostró, según Musharraf, "paciencia y contención" para salvar las vidas de las mujeres y los niños rehenes en el interior del recinto.
Musharraf ha explicado que durante diez horas se intentó una última negociación para ver si Ghazi "entraba en razón" y ha revelado que, en ese esfuerzo, el asalto a la mezquita se demoró unas horas, lo que "desafortunadamente, causó más víctimas". El presidente ha señalado que 10 soldados murieron y 35 resultaron heridos en la operación, en la que "fueron abatidos 75 extremistas". "Estoy verdaderamente triste de que hayamos tenido que sufrir la muerte de estas personas", ha añadido, tras haberlos calificado como "gente que se había apartado del camino".
Musharraf ha destacado que la actuación contra la Mezquita Roja no ha puesto fin a los focos de radicalismo en el país, y ha constado que ésta tenía "relaciones" en zonas de la frontera con Afganistán en las que el Gobierno reforzará a las fuerzas de seguridad. "El extremismo y el terrorismo serán destruidos en todos los rincones de Pakistán", ha sostenido, para pedir su apoyo a la nación y en particular a quienes dirigen mezquitas y madrasas para que "enseñen la verdad" del islam y aparten a sus alumnos del radicalismo. Aunque el presidente sólo ha admitido la muerte de "75 extremistas", la cifra oficial, una fuente de los servicios de inteligencia dijo ayer a Efe que 286 cadáveres habían sido retirados de la mezquita, dato que hoy recogen dos canales de televisión de Pakistán.
El líder de la alianza islamista Muttahida Majlis-e-Amal (MMA), Fazaulr Rehman, calcula que durante el asalto murieron "al menos 1.000 estudiantes", tras asegurar que en el complejo había más de 2.200 el día que comenzó el cerco y que sólo 1.250 se rindieron antes del ataque militar. Sin tener muy clara la cifra de muertos, hoy ha comenzado el entierro masivo de cadáveres en un cementerio de Islamabad, al que no se permite el acceso a familiares. El Gobierno dice haber efectuado análisis post-mortem y tomado huellas dactilares de las víctimas para su posterior identificación. También Ghazi ha sido enterrado hoy en su pueblo natal baluchi, en el centro del país.
Su hermano y líder de la Mezquita Roja, Abdul Aziz, detenido en los primeros días de sitio, ha oficiado el funeral, al que han acudido miles de personas. Además, la prensa ha tenido hoy por primera vez acceso al recinto, donde altos mandos del Ejército les han mostrado ametralladoras, cohetes, cinturones con explosivos, minas, granadas y otro armamento. Entre tanto, se ha difundido en Internet un mensaje en el que Al Qaeda promete vengarse. Ayman Al Zawahiri, el médico egipcio que actúa como número dos de Al Qaeda, ha exhortado a los paquistaníes a "rebelarse" contra el general. "Llamo a los ulemas (líderes musulmanes) de Pakistán. Musharraf y sus perros os han deshonrado al servicio de los cruzados y de los judíos". "Si no os rebeláis, Musharraf os va a destruir. No parará hasta que haya erradicado el islam de Pakistán", dice el terrorista.
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