¿Qué hará Tony Blair?
Todos son cábalas sobre el futuro del líder laborista cuando deje la política
Desde presidente del Consejo Europeo hasta embajador volante para África y Oriente Próximo. Todo son cábalas sobre el futuro de Tony Blair cuando abandone el número 10 de Downing Street, plenamente satisfecha ya su ambición de cumplir diez años al frente del Gobierno británico. Blair, a quien la impopular guerra de Irak ha vuelto a pasarle la factura en las elecciones autonómicas escocesas y galesas y las municipales inglesas del jueves, anunciará la próxima semana su doble dimisión como primer ministro y líder laborista.
La gran incógnita, de momento, es si abandonará también su puesto de diputado o seguirá algún tiempo todavía más en el escaño para marcar de cerca a su previsible sucesor, el actual titular del Tesoro, Gordon Brown, como hizo Edward Heath con su sucesora Margaret Thatcher y ésta con John Major. Según quienes le conocen bien, acostumbrado a los focos de la política internacional, Blair no se resignará a calentar su escaño. Las próximas elecciones generales pueden tardar todavía tres años y un político hiperactivo como Blair difícilmente se acomodará al papel de simple parlamentario cuando le van a llover lucrativas ofertas de todo tipo.
Fuentes de Downing Street negaron ayer en cualquier caso una información según la cual Blair anunciaría la próxima semana la renuncia también no sólo a su puesto en el Gobierno sino también a su escaño en la Cámara de los Comunes. Ese desmentido no impide, sin embargo, que la prensa británica, desde la más seria hasta los tabloides sensacionalistas, se lancen ya hoy a todo tipo de especulaciones sobre lo que hará el más exitoso líder que inventó la tercera Vía de los últimos tiempos una vez deje definitivamente la política.
¿Renunciará a 20 millones de dólares?
Así, el Financial Times, que cita fuentes de Downing Street, descarta que Blair, que el domingo cumple 54 años, vaya a contentarse con ganar mucho dinero en el circuito internacional de conferencias como otros políticos ya retirados, al estilo de José María Aznar. Según ese influyente periódico, el político laborista no descarta asumir eventualmente un cargo de gran calado como sería el de presidente de un Consejo Europeo reformado, en el supuesto de que se crease ese puesto en una próxima revisión del tratado de la UE.
Blair está, según quienes le conocen, frustrado por tener que abandonar el escenario europeo, como ha prometido, en un momento en que congenia políticamente con algunos de sus más importantes dirigentes, como la canciller federal alemana, Angela Merkel, el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso y, si es que gana este domingo las presidenciales francesas, Nicolas Sarkozy. Otro diario, The Daily Telegraph, escribe hoy que un Blair decididamente altruista está dispuesto a renunciar a ganar 20 millones de dólares anuales dando conferencias por todo el mundo para dedicarse en cambio a recaudar fondos para la nueva fundación que lleva su nombre y que se dedicará, entre otras cosas, a financiar proyectos humanitarios en África.
Según ese periódico conservador, Blair ha aceptado también una petición que le ha hecho su amigo y aliado en la guerra de Irak, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, para que oficie de embajador especial para Oriente Próximo y trate de reflotar el encallado proceso de paz entre israelíes y palestinos. El único problema, apuntado por sus críticos, es si el hombre que se alió con EE UU para atacar Irak, sin mandato de la ONU y con razones espurias, va a ser visto ahora en la región como un árbitro imparcial.
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