Varapalo a Ríos Montt
El Tribunal Constitucional de Guatemala cierra las puertas a las aspiraciones presidenciales del ex dictador
El Tribunal Constitucional de Guatemala cerró de forma definitiva las puertas a una potencial candidatura presidencial del ex dictador Efraín Ríos Montt, al dictaminar, esta semana, que el fallo emitido por esa Corte en 2003, cuando se autorizó la participación del viejo militar, se basó en criterios erróneos. "La Corte no atendió la forma en que está redactado el artículo 186", se lee en la resolución, al hacer referencia a la prohibición de la Carta Magna de que quienes hayan ejercido el poder como fruto de un golpe de Estado puedan aspirar a la Presidencia de la República. Ríos Montt gobernó con mano de hierro entre el 23 de marzo de 1982 y el 8 de agosto de 1983, tras deponer al también general Romeo Lucas García.
Cara al futuro legal del país, lo trascendente de esta resolución es que anula un fallo anterior que permitió al general retirado participar como candidato en las últimas elecciones (en Guatemala las autoridades se renuevan cada cuatro años) y ordena, de manera taxativa, "que la inscripción de Ríos Montt carece de efecto jurisprudencial y no podrá ser invocada en el futuro", a la vez que reitera la validez de las decisiones del Constitucional que en 1990 y en 1995 impidieron a Ríos participar en los comicios como aspirante a la Presidencia.
Esta resolución también deja la puerta entreabierta para que los magistrados del Constitucional que votaron a favor de la inscripción de Ríos Montt puedan ser llevados a los tribunales, acusados de "violación a la Constitución". Desde la presidencia del Congreso (legislativo, unicameral), Ríos Montt colocó en ese Tribunal a sus incondicionales: Francisco Palomo, actual defensor del militar; Guillermo Ruiz, ministro del Interior durante el Gobierno riosmonttista; Manuel Flores, registrador de la propiedad, y Cipriano Soto, un representante de la universidad estatal de San Carlos que terminó convertido en incondicional de Ríos Montt. La decisión se tomó por cuatro votos contra tres. Votaron en contra los dos representantes de la Corte Suprema de Justicia y el del Colegio de Abogados.
La historia inmediata se remonta al periodo 2000-2004 cuando, tras las elecciones que llevaron al poder al Frente Republicano Guatemalteco (FRG, el partido-iglesia del mesiánico militar) éste acaparó todo el poder con un presidente títere, Alfonso Portillo, y una mayoría absoluta en el Congreso, desde cuya presidencia Ríos maniobró a su antojo para nombrar autoridades que fueran dóciles a sus aspiraciones.
A pesar de su posición de privilegio, Ríos no pudo sustraerse a la violencia que ha marcado su trayectoria y, en vísperas de que el Tribunal Electoral se pronunciara con respecto a su candidatura en las elecciones generales de noviembre de 2003, movilizó a centenares de simpatizantes, la mayoría ex integrantes de las paramilitares Patrullas de Autodefensa Civil, que causaron destrozos millonarios en propiedades públicas y privadas, ante la pasividad de la Policía. En los incidentes, que duraron dos días, un reportero de la televisión murió de un paro cardíaco cuando huía de las hordas que pretendían lincharlo.
El tiro le salió por la culata al militar. Si bien Ríos Montt fue inscrito por orden de un Tribunal Constitucional que pasará a la historia como una "corte espuria", ante el evidente atropello a la letra y el espíritu de la máxima ley del país, el pueblo le dio la espalda y apenas alcanzó un tercer lugar, muy lejos de los votos alcanzados por Óscar Berger, actual mandatario, y Álvaro Colom, segundo lugar en las urnas.
Las aspiraciones presidencialistas de Efraín Ríos Montt se remontan a 1974, cuando, al frente de una coalición encabezada por la Democracia Cristiana, ganó las elecciones, pero un descarado fraude electoral dio el triunfo al general Kjell Laugerud. Se abría un paréntesis de dictaduras militares solapadas que sólo terminaría en 1982, precisamente con el golpe militar que llevó a Ríos al poder.
A pesar de que en aquella ocasión los guatemaltecos salieron a las calles y pidieron al general reclamar el triunfo, éste aceptó ser enviado a España, con el cargo de agregado militar. Empezó entonces una etapa de su vida marcada por un alcoholismo agudo, del que sólo se libró al abrazar la fe evangélica, donde alcanzó el grado de anciano de la iglesia del Verbo.
Esta faceta de predicador carismático, en un país donde, ante la ausencia de autoridad y justicia, sus habitantes se vuelven hacia Dios como único consuelo, le dio grandes réditos que Ríos ha sabido aprovechar en beneficio personal.
Predicando una decencia que luego brilló por su ausencia, fundó, a su imagen y semejanza, el Frente Republicano Guatemalteco con un lema que encandiló a los incautos: "No robo, no miento, no abuso". El Gobierno Portillo-Ríos Montt (2000-2004) es señalado como el más corrupto de la historia de Guatemala.
Al conocer el fallo del Tribunal Constitucional que le cierra las puertas, Ríos, siempre muy pagado de sí mismo, reaccionó con el cinismo que lo caracteriza: "Los magistrados pueden decir lo que quieran. Yo no he pedido ser candidato. Si el partido quiere postularme, volveré a recorrer el proceso que me dio la razón hace cuatro años", dijo a la prensa local.
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