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La extrema derecha modera su ascenso y los liberales caen en las municipales belgas

El partido xenófobo Vlaams Belang pierde Amberes, su bastión tradicional

La extrema derecha del Vlaams Belang (VB) ha registrado un ascenso de votos más moderado de lo previsto en las elecciones municipales y provinciales celebradas este domingo en Bélgica, y en las que el Partido Liberal del primer ministro, Guy Verhofstadt, ha cosechado una notable disminución de apoyos, con los previsibles efectos en las elecciones federales del año que viene, según algunos analistas.

Finalmente no se ha cumplido el temor a que la extrema derecha alcanzara el 40% de los votos en Flandes y, aunque el VB confirmó su ascenso, éste no ha sido tan sustantivo como se había temido en un principio. El ejemplo más claro fue el de Amberes, bastión tradicional de la extrema derecha, donde el Vlaams Belang (VB) perdió su puesto de primera fuerza política en beneficio de los socialistas de Sp.a Spirit, que prácticamente duplicaron el número de votos respecto a las anteriores elecciones municipales del año 2.000.

Con el escrutinio prácticamente completado, el Sp.a Spirit registró el 35,7% (+16,2%) de los votos y 22 escaños, frente al 32,8% (-0,8%) de la extrema derecha, que queda con 20 escaños. Los democristianos ocupan el tercer lugar (11,4%, 6 escaños) y los liberales se desploman hasta la cuarta posición, siguiendo la tendencia registrada en el resto de la región de Flandes (10,1%, 5 escaños). La última posición corresponde a los Verdes, con un 4,9% y dos escaños.

Los resultados suponen un espaldarazo a la labor del líder de los socialistas, Patrick Janssens, que ha ejercido como alcalde durante los últimos años gracias al llamado 'cordon sanitario', el pacto entre todas las fuerzas políticas para impedir que gobierne el VB. El líder de esta formación, Philip de Winter, que aspiraba a ser alcalde de Amberes, aseguró que nada había cambiado en la ciudad porque el Vlaams Belang se mantenía estable y los socialistas subían sólo a costa de los liberales. Sin embargo, el resto de partidos políticos y los medios belgas interpretaron el estancamiento de la extrema derecha en su feudo como un cambio de tendencia tras haber tocado techo.

El Vlaams Belang también retrocedió en otras grandes ciudades flamencas, como Gante (donde ganaron con claridad los socialistas) o Malinas, pero se mantiene como primera fuerza política en la periferia de Amberes (en las comunas de Schoten, Stabroek y Bosrbeek, donde el número de inmigrantes es muy pequeño pero pese a ello es donde más mella hace el discurso xenófobo del Vlaams Belang).

La inmigración como telón de fondo

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Las de este domingo han sido las primeras elecciones de la historia de Bélgica abiertas a los residentes no europeos, aunque apenas 17.065, un 16% de los que cumplían las condiciones para hacerlo, se habían inscrito.

Además, Flandes ha sido escenario de varios crímenes racistas al estilo de los que desde hace años se han sucedido en el vecino Países Bajos. Uno de ellos, ocurrido en el mes de mayo, acabó con la vida de una mujer malí de raza negra y del niño blanco al que cuidaba. La agresión, que también hirió a una mujer de ascendencia turca, resultó ser obra de un adolescente miembro de una familia perteneciente al núcleo duro del extremismo ultraderechista flamenco.

Otros incidentes acontecidos últimamente en Bélgica también tienen la marca del racismo en su firma, como el asesinato de un joven marroquí de 21 años en una discoteca, el incendio de una casa propiedad de una familia de la misma nacionalidad o el ataque que sufrieron dos extranjeros por parte de un grupo de cabezas rapadas en Brujas.

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