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Reportaje:

80 años de dudosa culpabilidad

El Tribunal Supremo francés revisa uno de los mayores enigmas judiciales del siglo XX

Si no fuera real, merecería ser una novela escrita por Paul Auster. El Tribunal Supremo francés ha analizado hoy el caso de Guillaume Seznec, considerado como uno de los mayores enigmas judiciales franceses del siglo XX, 82 años después de que este bretón fuese condenado a cadena perpetua con trabajos forzados por el asesinato de un amigo suyo, cuyo cadáver nunca se encontró. Se trata del último capítulo de una larga batalla judicial iniciada hace 40 años por la hija de Seznec y que abandera ahora el hijo de ésta y nieto del condenado, Denis Seznec. De lograr su propósito, Seznec se convertiría en el primer francés al que se rehabilita a título póstumo.

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El nieto de Seznec ha hecho ante el tribunal un sentido alegato a favor de su abuelo: "Si un error judicial como éste no es reconocido, hay motivos para sentarse en el suelo y llorar". El fiscal general, Jean-Yves Launay, ha dicho tener la "íntima convicción" de la inocencia del condenado y ha pedido a los jueces que tomen una decisión "que marcará la historia judicial del país". La sentencia se conocerá el 14 de diciembre, según ha anunciado el presidente del tribunal, Bruno Cotte, al término de la vista de ocho horas. Para la ocasión, la sala de lo criminal del Supremo ha actuado excepcionalmente hoy como Corte de revisión de penas, con la presencia de 35 jueces para estudiar esta demanda, la decimocuarta que intenta la familia para rehabilitar a su antepasado.

Aunque ésta última fue depositada en marzo de 2001 por la ministra de Justicia de entonces, la socialista Marylise Lebranchu, diputada por Finistere, de donde es originaria también la familia Seznec; algo nunca visto en los anales judiciales franceses. La Corte de revisión de condenas podrá rechazarla o anular la condena y "descargar la memoria de los muertos", según reza la ley. Pero en ningún caso habrá un nuevo juicio, pues tanto Guillaume Seznec como el resto de protagonistas de aquel asunto están muertos. Seznec fue condenado en 1924 por el Tribunal de lo Criminal de Finistere por la muerte de su amigo y socio Pierre Quemeneur, cuyos familiares han rehusado estar presentes o representados en la audiencia de este jueves en el Supremo.

Todo por un Cadillac

El caso arranca en mayo de 1923 cuando Seznec y Quemeneur ponen rumbo a París en un Cadillac abandonado por el Ejército de EE UU con la intención de venderlo a intermediarios que operaban en los Campos Elíseos. Tres días después, Seznec regresó, pero no Quemeneur, cuya maleta fue localizada al mes siguiente en la estación de Havre. En su interior había un documento que justificaría el arresto y condena de Seznec, quien siempre clamó su inocencia. Se trataba de una nota falsificada de su amigo en la que decía que le dejaba unas tierras si moría. Tras purgar 20 años de trabajos forzados en los inhumanos presidios para maleantes y criminales de las Islas del Diablo (Guayana francesa), fue indultado por el general Charles de Gaulle por buena conducta en 1947, con la mnala suerte de que murió en 1954 en un accidente de tráfico.

El dossier que apoyó la ex ministra Lebranchu y que ha abierto la puerta a una eventual rehabilitación de la memoria de Seznec se articula en torno a un tal Boudjema Gherdi. Seznec le implicó en el asesinato de Quemeneur porque tenía una cita con él en el momento de su desaparición. La justicia dijo entonces que era una invención del acusado, pero años después fue localizado por un periodista. Se da la circunstancia de que todo cuadra: Gherdi era un traficante de coches hacia la Unión Soviética durante la I Guerra Mundial y podría haber actuado como agente de la "gestapo francesa" y estar vinculado al inspector de policía Pierre Bonny, encargado de la investigación del caso Seznec y que fue fusilado en 1944 por su adhesión a los servicios policiales nazis.

Este nuevo dato hace surgir la duda sobre su culpabilidad y sustenta la tesis de una eventual maquinación policial contra él. El Supremo analizará durante toda la jornada de hoy si este elemento es susceptible de suscitar una duda razonable sobre la culpabilidad de Seznec y deliberará mañana, aunque su dictamen no se conocerá hasta dentro de varias semanas.

Guillaume Seznec, en una foto de 1947 con su nieta Francette a su regreso a Francia tras 24 años de trabajos forzados en la Guayana francesa.
Guillaume Seznec, en una foto de 1947 con su nieta Francette a su regreso a Francia tras 24 años de trabajos forzados en la Guayana francesa.AP

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