De símbolo de la inocencia a sospechoso de asesinato
El estadounidense Steve Avery, condenado a 18 años de cárcel por violación y exculpado gracias a la prueba del ADN, se enfrenta ahora a una acusación de asesinato
Steve Avery, un estadounidense que pasó 18 años en la cárcel por una violación que no había cometido y que se convirtió en símbolo de la lucha contra las injusticias penitenciarias, vuelve a estar bajo sospecha. En 2003 una intensa campaña de los grupos pro derechos humanos y la prueba de ADN que demostraba su inocencia le sacaron de la prisión donde aún debía pasar 14 años. Pero desde hace una semana está otra vez detenido y es acusado de un crimen aún más grave: matar y ocultar el cadáver de una joven, según informa CNN en su página web.
Hace dos años, la imagen de un Avery exultante y barbudo abandonando la cárcel rodeado por sus abogados del Wisconsin Innocence Project (una asociación para denunciar los encarcelamientos injustos) dio la vuelta al país. El ex reo regresó entonces a su hogar en el condado rural de Manitowoc, en Wisconsin, para encargarse de un negocio de desguace de coches. El mismo taller donde la policía ha encontrado ahora los huesos y dientes calcinadas y enterrados de la joven Teresa Halbach, desaparecida el pasado 31 de octubre.
Avery asegura ser víctima de una maniobra de las autoridades para impedir que cobre los 36 millones de dólares a que tiene derecho como indemnización de los años pasados entre rejas. Pero las pruebas contra él parecen sólidas. Halbach, periodista free lance de 25 años desapareció el mismo día que se disponía a fotografiar una furgoneta que se vendía en el desaguace de Avery. El vehículo de la víctima apareció también en el desguace, con restos de sangre tanto de la fallecida como del supuesto asesino en su interior. Por si fueran pocos los indicios, la policía encontró la llave del automóvil de Halbach escondida en el domicilio de Avery.
Los defensores de los derechos de los presos se han apresurado a señalar que este caso es un asunto aislado. May deLone director ejecutivo del Innocence Project en Nueva York ha recordado, en declaraciones recogidas por The New York Times, que desde 1989 163 reos han sido excarcelados en Estados Unidos gracias a las pruebas de ADN y que hasta ahora sólo uno de ellos ha vuelto a ser condenado por un crimen grave.
De momento Avery clama, por segunda vez en su vida, por su inocencia. Wisconsin no tiene pena de muerte pero la condena a la que se enfrenta es aún más dura que la que tuvo que afrontar hace 20 años: ahora se pide para él la cadena perpetua. Y esta vez la prueba de ADN juega en su contra.
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