Los líderes del G-8 inician una cumbre marcada por la crisis en Oriente Próximo
Bush llama a Siria a que "ejerza su influencia" sobre Hezbolá para que renuncie a las armas
Los líderes del Grupo de los Ocho países más industrializados (G8) han abierto hoy su cumbre anual, marcada por el agravamiento de la violencia en Oriente Próximo, sobre la que algunos dirigentes han mostrado marcadas diferencias. La cumbre, en la ciudad de San Petersburgo, capital del antiguo imperio ruso, ha comenzado con una cena de jefes de Estado y Gobierno en el histórico Palacio de Constantino, al que han ido llegando los líderes mundiales, algunos de ellos acompañados por sus esposas.
Mañana comenzarán las sesiones de trabajo centradas en seguridad energética y desarrollo, aunque también se hablará de comercio, Oriente Próximo, Irán y Corea del Norte. El tono de esta cita anual del G8 (EE UU, Rusia, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Japón y Canadá) quedó marcado por la reunión bilateral que mantuvieron previamente los presidentes estadounidense y ruso, George W. Bush y Vladimir Putin. Pero la cumbre del G8 ha quedado marcada por los acontecimientos en Oriente Próximo, frente a los cuales los distintos miembros del grupo han manifestado diferencias con anterioridad.
Bush y Putin han manifestado hoy su mayor discrepancia sobre la crisis, de la que el presidente de EE UU ha responsabilizado por completo a la milicia chií libanesa de Hezbolá, por atacar a Israel desde el suelo libanés. Bush ha hecho un llamamiento a Siria, país al que acusa de proteger a Hezbolá, para que "ejerza su influencia" con el objetivo de que esta milicia renuncie a las armas. Pero Putin, si bien ha considerado "inaceptable" la violencia de Hezbolá, ha recalcado que "el uso de la fuerza debería estar equilibrado" y "el derramamiento de sangre debe acabar de inmediato". El primer ministro italiano, Romano Prodi, en declaraciones a la prensa de su país, ha dicho que se ha ofrecido como "mediador" y que ha estado en contacto con el primer ministro libanés, Fuad Siniora, y con el israelí, Ehud Olmert, para estudiar posibles salidas.
"Una tregua es útil y necesaria", ha insistido el dirigente italiano, quien ha señalado que "una de las condiciones" para lograrla es "la no presencia armada de Hezbolá" en el sur del Líbano. La Unión Europea (UE), que asiste a la reunión como observadora, ha repetido su "extrema preocupación" por el agravamiento de la situación en Líbano y ha pedido que todas las partes muestren contención para evitar "una mayor escalada" de la violencia. Además, tanto el presidente de turno de la UE, el primer ministro finlandés Matti Vanhanen, como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, han insistido en que Israel ha hecho un "uso desproporcionado" de la fuerza, con víctimas entre la población civil.
Antes de venir a San Petersburgo, el presidente francés, Jacques Chirac, ha criticado el alcance de los ataques israelíes en Líbano, mientras que el primer ministro británico, Tony Blair, ha insistido en el derecho israelí a defenderse de agresiones exteriores. Tras las sesiones del domingo, la cumbre del G8 concluirá el lunes con una reunión con los dirigentes del G5 (Brasil, México, India, China y Suráfrica), que son los más representativos del Grupo de los Veinte países en desarrollo (G20). La sesión tendrá un matiz claramente comercial, con la complicada situación de las negociaciones de la Ronda de Doha para la liberalización del comercio internacional, en cuya resolución son claves EE UU, la UE y el G20, todos presentes en la ciudad de los zares.
En este sentido, Barroso ha precisado que en San Petersburgo no habrá una negociación formal, aunque están presentes "los principales actores", y ha recordado que la UE está lista "para hacer un esfuerzo" si otros (EE UU y el G20) también lo hacen. Rusia acoge por primera vez una cumbre del G8 y las autoridades, decididas a evitar que la cita fuera ensombrecida por incidentes, prohibieron la celebración de manifestaciones. Los activistas de movimientos antiglobalización sólo han sido autorizados a manifestarse dentro del estadio Kírov, bloqueado por la Policía, pero aún así hubo algunas protestas con una veintena de detenidos.
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