Lula y su peregrinaje en busca de apoyos políticos

Los sondeos sobre las elecciones presidenciales brasileñas del próximo octubre continúan situando al presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, como el favorito, a pesar de que su principal contrincante, el socialdemócrata Geraldo Alckmin, ha subido siete puntos. A pesar de ello, Lula sólo ha logrado el apoyo oficial del minúsculo Partido Comunista de Brasil (PC de B), además del respaldo de su propia formación, el Partido de los Trabajadores (PT). Los demás partidos, incluso los que le habían apoyado durante la legislatura que concluye este año, han preferido desmarcarse.

Con todo, Lula ha recibido un aviso claro del PC de B, que exige a cambio una modificación a fondo de la actual política neoliberal. Lo mismo ha hecho el ala más radical del PT.

Quizás sea ésta la razón por la que el presidente Lula ha comenzado a realizar discursos cada vez más populistas, algo que distaba mucho de ser su seña de identidad y que ahora empieza a asustar a los analistas políticos.

Lula, además de afirmar que él "tiene la cara del pueblo" y que lo que le gusta "es gobernar para los pobres", ha afirmado, al anunciar su candidatura, que si resulta reelegido "aumentará la carga tributaria del país", que, con el 38% del producto interior bruto (PIB), está considerada como la mayor de América Latina y una de las más altas del mundo.

Lula se ha quejado de que las leyes que rigen la campaña electoral "no le dejan gobernar" en estos meses como a él le gustaría. Desearía, por ejemplo, conceder un aumento salarial a casi dos millones de funcionarios públicos, algo que no hizo durante su mandato.

Pero quizás lo que más preocupe a intelectuales y analistas políticos es que Lula está optando por enfrentar a las clases pobres con las ricas, a pesar de que estas últimas hayan sido las más favorecidas por su política en estos años. La filósofa Maria Sylvia de Carvalho, en una entrevista publicada ayer por la revista Veja, respondía así a la pregunta de cómo se explica la popularidad de Lula a pesar de los graves casos de corrupción detectados en su Gobierno y en el PT: "Eso se da gracias a una política populista desenfrenada y al uso desmedido del dinero público y de la estructura gubernamental para promocionar esa política".

El diario Jornal do Brasil aseguraba ayer en un editorial: "Lula ha reiniciado un juego peligroso, cuyos resultados, como enseña la Historia, suelen ser desastrosos". Se refiere al enfrentamiento entre los pobres, que le apoyan, y "el odio, las infamias y las calumnias de las élites que no consiguieron derribarle".

Por su parte, Merval Pereira, columnista del diario O Globo y uno de los intelectuales más escuchados por los políticos brasileños, insistía en un artículo titulado Camino peligroso en la preocupación de que, si resulta reelegido, Lula pueda seguir el camino "de enfrentar a pobres y ricos, situándose como protector de los pobres frente a las élites blancas y perversas", algo que, según recuerda el intelectual, nunca antes había existido en este país, a pesar de la injusta distribución de la renta.