Morales anuncia la entrega de más de dos millones de hectáreas de tierra a campesinos e indígenas
El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha anunciado la puesta en marcha de una revolución agraria que entregará cerca de 2,5 millones de hectáreas de tierras fiscales a campesinos e indígenas. En un acto celebrado en la región de Santa Cruz, donde están los empresarios que más se resisten al plan, Morales ha advertido que el siguiente paso será la reversión al Estado de las propiedades improductivas, para distribuirlas entre los más pobres.
De forma simbólica, Morales concedió a varios de los presentes los primeros títulos de propiedad para dar el pistoletazo de salida a una iniciativa que prefirió definir como revolución, en lugar de reforma, porque no se limita únicamente a repartir tierras, según ha dicho. La propuesta gubernamental, que ha acompañado con la promulgación de siete decretos, prevé también el fortalecimiento del sector productivo en el campo, con ayuda técnica y financiera de Cuba y Venezuela.
El anuncio de Morales se produce un día después de que fracasaran las negociaciones con las principales organizaciones empresariales agrícolas y ganaderas de Santa Cruz, Cochabamba, Beni, Pando, Potosí, Chuquisaca y Tarija. En un encuentro celebrado en la capital cochabambina, una delegación gubernamental encabezada por el propio Morales no logró el viernes consensuar con estas entidades, lideradas por la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), con sede en la región cruceña, la forma de aplicar su plan para el sector agrario.
El plan de Morales
El Gobierno boliviano anunció, a mediados de mayo pasado, que eliminará los latifundios ociosos y entregará entre 2,5 y 4 millones de hectáreas de tierras a los pueblos originarios de un país donde cerca de dos tercios de la población se considera a sí misma indígena y el mismo porcentaje vive en la pobreza. "Soy parte de ustedes, igual que ustedes, vengo de ustedes, salgo de ustedes", le recordó Morales al público, antes de anunciar la medida, con la que quiere lograr lo que, en su opinión, no se consiguió en la última reforma agraria boliviana, que data de 1953.
En opinión del presidente, la redistribución de la tierra que se hizo entonces fue insuficiente y el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), el partido que la ejecutó, la usó simplemente para "legalizar" el levantamiento armado que costó la vida de muchos agricultores y mineros del país.
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