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La soledad de Lula en la carrera electoral

Siete ministros brasileños abandonarán el Gobierno a finales de mes para presentar candidaturas en sus Estados

Siete ministros del actual Gobierno brasileño han anunciado que dejarán sus cargos a finales de mes para disputar cargos electorales en sus respectivos Estados. A ellos habrá que añadir probablemente la salida del ministro de Economía, Antonio Palocci, cuya permanencia se ha hecho insostenible después de que la oposición le retirara su apoyo por presunta corrupción. Los otros ministros que dejarán el Gobierno son Jacques Wagner, el poderoso ministro de Coordenación Política; Ciro Gomes, ministro de Integración Nacional; Agnelo Queiroz, ministro de Deportes; Alfredo Nascimento; Miguel Rosetto, ministro de la Reforma Agraria; José Fritsch, ministro de Pesca, y Felipe Saraiva, ministro de Sanidad.

El presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva, pretende sustituirlos por sus segundos en los diferentes ministerios, ya que es difícil encontrar voluntarios para ocupar sus carteras apenas meses antes de las elecciones de octubre. Por eso, algunos medios hablan ya de "la soledad de Lula", quien, a pesar de que aún no ha anunciado públicamente su candidatura a la reelección como presidente, actúa como más candidato que nadie. Ayer mismo afirmó que las de octubre serán unas elecciones durísimas, pero que él no va a hacer una "campaña rastrera".

Ahora, todas las expectativas están puestas en saber si el rival político de Lula, el gobernador de São Paulo, Gerardo Alckmin, candidato presidencial del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) pero poco conocido fuera de su Estado, va a comenzar o no a ascender en los sondeos. Por lo pronto, ha conseguido una alianza en toda regla con el centrista Partido del Frente Liberal (PFL), que es uno de los partidos con mayor penetración en los Estados y en el Parlamento. La idea es preparar un programa a la chilena: fuerte desarrollo económico del país, gran reforma política y fiscal, un plan de creación de empleo y una severa política de gasto público.

El mayor problema al que se enfrenta Lula actualmente es qué hacer con Palocci, que ha sido una pieza fundamental de su Gobierno. Si lo abandona a su suerte, el próximo paso de la oposición será preparar una moción de censura en contra del presidente; aunque no habría tiempo para desarrollarla, le dejaría muy debilitado como candidato. Si, por el contrario, deja a Palocci en su puesto contra viento y marea, la economía, que es el corazón de su política, podría tambalearse precisamente en tiempos de elecciones y de campaña electoral, ya que Palocci está considerado como un ministro muerto políticamente, especialmente desde que él mismo confesó que, mientras la economía brasileña "está en los cielos", su vida está "en el infierno de Dante".

Un discurso pronunciado el pasado viernes por el aún ministro —tras 10 días de silencio sin despachar en su Ministerio— ante un grupo de empresarios en la Cámara de Comercio de São Paulo, sonó a los analistas políticos y económicos como una verdadera despedida.

Antonio Palocci, el viernes, en la Cámara de Comercio de São Paulo.
Antonio Palocci, el viernes, en la Cámara de Comercio de São Paulo.REUTERS
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