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La justicia chilena procesa de nuevo al ex jefe de la Dina Manuel Contreras

Está acusado de seis asesinatos en 1973

El juez chileno Joaquín Billard procesó ayer al ex jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina, policía política de Pinochet) general Manuel Contreras, así como al general Eugenio Videla, ambos retirados, y a otros tres militares y un civil por el asesinato de seis dirigentes sindicales en la ciudad portuaria de San Antonio, pocos días después del golpe militar de septiembre de 1973. Contreras, que ha sido condenado ya en varias causas por violaciones de los derechos humanos, cumple actualmente una sentencia de 12 años de prisión en una cárcel militar de Santiago por una desaparición y aparece imputado en al menos otros 100 casos.

Las víctimas por las que ahora se le procesa eran dirigentes sindicales socialistas, comunistas y democristianos de los estibadores de San Antonio, y tenían entre 22 y 49 años. En la versión oficial que dio la dictadura en la época del crimen, pocos días después del golpe militar que derrocó al Gobierno de Salvador Allende, el entonces coronel Manuel Contreras indicó a través del bando Nº 26 de la zona en estado de sitio que los dirigentes habían tratado de paralizar el puerto de San Antonio y que, estando detenidos, intentaron fugarse mientras eran trasladados, "siendo reducidos" por la patrulla del Ejército que los custodiaba.

Un informe sobre las violaciones de los derechos humanos cometidas en la dictadura y realizado ya en democracia rechazó la versión oficial de los crímenes, por "inverosímil", y concluyó que las víctimas habían sido asesinadas por agentes del Estado. Todos ellos iban desarmados y bajo fuerte custodia. Uno de los detenidos tenía las dos rodillas rotas, por lo que no podía fugarse, y otro había sido sometido a cirugía mayor y tampoco podía escapar. Además, según la autopsia, los cuerpos de los trabajadores estaban casi destrozados por heridas de arma blanca y los impactos de bala eran posteriores a la muerte. El testigo que informó del estado de los cuerpos fue también detenido por los militares. Tampoco se encontraron las armas ni hubo una investigación judicial entonces. Por último, la ruta que siguió la patrulla no tenía justificación, porque en la dirección hacia la que se encaminó no existía ningún otro campo de prisioneros. En su fallo, el juez Billard llegó a la misma conclusión y descartó que los detenidos hubiesen intentado fugarse.

Precisamente en el regimiento de Tejas Verdes, cercano a San Antonio y que Contreras comandaba, comenzó a reclutar los agentes civiles y militares que después encuadró en la Dina, el organismo represivo más temible de la dictadura. Contreras disfrutaba en esos días de la máxima confianza de Pinochet, con quien desayunaba a diario. Alarmado por las denuncias de una represión brutal en Tejas Verdes, el general Óscar Bonilla, ministro del Interior de la Junta Militar, visitó el regimiento.

En su recorrido pudo ver cómo Contreras mantenía a detenidos desnudos colgando cabeza abajo y a otros amarrados de sus muñecas sin que los pies tocaran el suelo. Bonilla ordenó arrestar a Contreras, pero a los pocos días éste se encontraba libre, probablemente por orden de Pinochet, que lo protegía y lo ascendió a general.

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