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El control de los grandes puertos por una empresa árabe enfrenta a Bush con el Congreso

El presidente de EE UU amenaza con vetar cualquier iniciativa del Congreso contraria al acuerdo portuario

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha amenazado con ejercer su poder de veto para neutralizar cualquier tipo de acuerdo que adopte el Congreso en contra de que una empresa de capital árabe pase a gestionar los más importantes puertos del país, entre ellos los de ciudades como Nueva York, Baltimore o Miami.

Una empresa de los Emiratos Árabes Unidos, Dubai Ports, ha adquirido el control de la firma británica que actualmente gestiona los seis principales puertos estadounidenses, lo que ha desencadenado una ola de protestas de legisladores republicanos y demócratas que afirman que este movimiento empresarial supone una seria amenaza para la seguridad del país.

La Casa Blanca ha tratado de poner coto en las últimas horas a las críticas contra el acuerdo. Y lo ha hecho asegurando que Bush desconocía en el momento de la firma que la gestión de seis importantes puertos de la costa este norteamericana iba a ser transferida a una empresa árabe, según ha informado hoy a la prensa el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan.

"Tuvo conocimiento de ello a lo largo de los últimos días", ha asegurado McClellan, confirmando que el presidente no conocía esta información hasta que el trato ya había sido rubricado. Con todo, el portavoz presidencial ha subrayado que Bush había consultado con todas las agencias y departamentos implicados para tener la seguridad que el acuerdo cumplía con todos los requisitos legales. "Todos y cada uno de los secretarios de gabinete se mostraron de acuerdo con aprobar dicha transacción", ha asegurado McClellan.

Amenaza de veto

En todo caso, el respaldo de Bush al cambio de titularidad de los puertos parece firme. Y esa firmeza se ha visto reflejada en la advertencia lanzada el pasado lunes, cuando el mandatario tejano amenazó con vetar cualquier iniciativa parlamentaria que intentara bloquear el acuerdo con la compañía de Emiratos. El presidente de EE UU no entiende cómo los legisladores se oponen a que una empresa árabe pase a controlar la gestión de los puertos, cuando hasta ahora lo había hecho también una firma extranjera: "Realmente no comprendo por qué está bien que una empresa británica opere nuestros puertos, pero no así una compañía del Oriente Medio, sobre todo si nuestros expertos están convencidos de que la seguridad portuaria no es un problema". El presidente ha recordado que EAU es un "país aliado en la guerra contra el terrorismo" y ha recordado que otros puertos estadounidenses están gestionados por otras compañías extranjeras. "Sería una señal terrible si decimos que una parte del mundo puede gestionar nuestros puertos y otra parte del mundo, por razón de su nacionalidad, no puede", ha manifestado.

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Revisión del acuerdo

Pero el apoyo presidencial a esta operación empresarial no ha sentado nada bien a muchos de sus compañeros de partido. Destacados líderes republicanos como Bill Frist han pedido una revisión del acuerdo. "Si la administración no puede retrasar el proceso, tengo la intención de presentar un proyecto para que el acuerdo sea suspendido", ha dicho el líder de la mayoría republicana en el Senado. El presidente de la Cámara de Representantes, el también republicano Dennis Hastert, ha reclamado que se reconsidere el acuerdo. En una carta dirigida al presidente, Hastert ha indicado que "esta propuesta podría requerir una mayor acción del Congreso para asegurar que estamos protegiendo a los estadounidenses".

A la tormenta se sumaron el lunes los gobernadores republicanos George Pataki, de Nueva York, y Robert Ehrlich, de Maryland, quienes aseguraron que estudian la posibilidad de cancelar algunos contratos de operación de la empresa en sus respectivos estados. Ya desde la semana anterior los legisladores demócratas y republicanos llevan señalando que el acuerdo debería ser sometido a un nuevo estudio por cuestiones de seguridad. Aunque los EAU son aliados de EE UU, algunos de los terroristas involucrados en los atentados del 11 de septiembre de 2001 viajaron a través de ese país y utilizaron sus servicios bancarios, recuerdan estos días muchos políticos estadounidenses.

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