Evo Morales promete dignificar el ejército boliviano y acabar con la corrupción policial
El presidente remodela la cúpula castrense y aboga por la unidad entre militares y civiles
El presidente de Bolivia, Evo Morales, se comprometió ayer a acabar con la corrupción policial en su país y a que las Fuerzas Armadas sean respetadas. Durante la toma de posesión de los nuevos mandos castrenses y policiales, Morales prometió fortalecer estos cuerpos y destacó la importancia de dotarles de dignidad porque "el pueblo ve a la Policía como un centro de corrupción" y las Fuerzas Armadas no deben ser "un botín político". "Esto tiene que terminar", aseveró el mandatario indígena, vencedor de las elecciones presidenciales celebradas el 18 de diciembre.
Morales recalcó que se alzó con la victoria "gracias a la honestidad, el mejor capital que tuve". En su discurso, también abogó por una mayor integración de las fuerzas de seguridad con la población civil.
"Ese es mi gran deseo, la unidad de militares y civiles, y de la policía con su pueblo", dijo.
Agregó que el Gobierno, los militares y los campesinos trabajarán de forma coordinada para frenar "la invasión pacífica" por sus fronteras del occidente y el oriente, y en programas de alfabetización.
Asimismo, pidió a la nueva cúpula militar que acompañe las acciones de cambio que prevé encarar su Gobierno, cuyos ministros, designados el lunes, ocuparon ayer sus despachos.
El general Wilfredo Vargas Valdés, de 54 años y natural de la ciudad andina de Oruro, se convirtió en el nuevo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Máster en Desarrollo, Defensa y Seguridad, Vargas fue rector de la Universidad Militar y hasta ayer era el inspector general del Ejército.
Carlos Antelo Lenz fue designado jefe del Estado Mayor; Freddy Bersatti Tudela dirige desde ayer el Ejército de Tierra; Luis Trigo Antelo, la Fuerza Aérea, y el contraalmirante José Alba, la Fuerza Naval. También juró su cargo el general Isaac Pimentel como nuevo comandante en jefe de la Policía Nacional.
Tras la ceremonia de asunción de cargos, Morales señaló que, "después de reflexionar profundamente", entendió "que es importante potenciar y fortalecer" a las Fuerzas Armadas porque si no su país no será "libre y soberano".
En ese sentido, lamentó el desmantelamiento en octubre del año pasado, supuestamente irregular y con la ayuda de Estados Unidos, de 30 misiles de fabricación china que poseía el Ejército de Bolivia.
Por ese asunto son investigados varios militares bolivianos, entre ellos el general del Ejército Marco Antonio Vázquez, quien ayer acudió al Palacio de Gobierno para protestar públicamente, junto con su esposa e hija, por haber sido excluido del nuevo alto mando.
Vázquez declaró que estaba "dolido" y que ha sido víctima de "una injusticia" porque, a su juicio, le correspondía ocupar el cargo de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, en lugar de a Vargas Valdés, por ser más veterano.
Evo Morales defendió la designación del nuevo comandante en jefe y mostró su malestar porque varios generales estén sometidos a una investigación, iniciada por el anterior Gobierno, para aclarar la polémica desactivación de los misiles. No obstante, dijo que si hubiera responsabilidades deben aclararse en la investigación. "Si alguno no tiene nada, nada debe temer", apuntó.
El general Vargas Valdés agradeció su designación y se comprometió con los posibles cambios en el Estado boliviano bajo la gestión de Morales.
"Bolivia asiste al nacimiento de una nueva era (...), sin embargo es fácil advertir que va a ser imposible construir una patria íntegra, digna y soberana sin la participación de todos sus hijos", dijo Vargas en su discurso al abogar por la unidad nacional.
El general también apostó por una simbiosis entre "el arado y el fusil" para que los militares puedan participar en los planes de desarrollo social y económico del país.
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