Francia declara el estado de emergencia para hacer frente a la revuelta
Varias ciudades imponen el toque de queda para frenar la violencia callejera
La ciudad de Amiens, capital del departamento de la Somme, al norte de Francia, ha sido la primera en decretar esta misma noche el toque de queda, autorizado por el Gobierno conservador de Dominique de Villepin, para poner freno a los disturbios que se han extendido por todo el país en los últimos 12 días.
El ministro francés de Interior, Nicolas Sarkozy, ha apuntado un "descenso bastante sensible" de la violencia urbana en las primeras horas de la noche, cuando faltaba poco para la implantación de esta medida en varios municipios en virtud del estado de emergencia decretado por el Gobierno.
Desde las 22.00, en Amiens (135.000 habitantes), ningún menor de dieciséis años podía salir a la calle sin la compañía de un adulto, y quedaba prohibida la venta de cualquier tipo de carburante a los adolescentes durante la noche.
El toque de queda también se ha hecho efectivo desde la medianoche en ciudades como Orleans, Savigny-sur-Orge o Raincy, mientras las prefecturas de Val-de-Marne, L'Hérault y Eure-et-Loir, aunque la medida entrará oficialmente en vigor mañana.
A pesar de esta medida de contención, esta madrugada al menos ocho vehículos y dos sótanos fueron incendiados en Bruselas, Gante y Amberes, y un incendio fue provocado en los sótanos de unas viviendas sociales y otro en los bajos de una casa, en distintos barrios de Bruselas, donde varios individuos prendieron fuego a cuatro automóviles y un camión de basura antes de huir.
También se han producido altercados en Marsella -donde medio centenar de jóvenes intentó el saqueo de un hipermercado, con rotura de cristales y quema de contenedores- en Toulouse, en el donde decenas de jóvenes han quemado vehículos y atacado a agentes antidisturbios con piedras y objetos incendiarios- y en Lyon, donde los transportes urbanos fueron interrumpidos después del lanzamiento de cócteles molotov contra una estación de metro. Unos 30 vehículos, por otra parte, han sido incendiados además en la zona en las primeras horas de la noche.
Restablecer el orden
El toque de queda se ha aprobado en virtud de la evolución de los acontecimientos. "Velaremos por la aplicación selectiva" del decreto en "parte del territorio nacional", ha dicho Sarkozy, resumiendo la política del Gobierno en tres palabras: "firmeza, sangre fría y mesura". El objetivo es restablecer el orden frente a la ola de violencia que azota a barrios periféricos de París y de otras muchas ciudades desde la muerte accidental de dos adolescentes el pasado día 27. Esta medida de excepción se llevará a cabo "con prudencia", según ha dicho el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy.
Apoyándose en una ley del año 1955, el Ejecutivo francés, reunido en un Consejo de Ministros extraordinario, autorizó ayer a los prefectos a imponer un toque de queda en las zonas que consideren oportunas de su departamento para enfrentarse a la violencia urbana que sufre el país. Se trata de una "decisión de principio", según ha dicho Sarkozy, para frenar una oleada de violencia sin precedentes desde el mítico mayo del 68.
En paralelo, el presidente Jacques Chirac ha emitido un comunicado en el que informa de la decisión de recurrir a los toques de queda, que considera "necesaria para acelerar el regreso a la calma", y ha pedido que sea aplicada "lo antes posible". Será mañana, una vez publicada la medida en el diario oficial, cuando pueda ponerse en práctica. Según el comunicado, "en las zonas que serán definidas por decreto, los prefectos dispondrán de competencias reforzadas para asegurar el mantenimiento del orden y podrán en particular imponer un toque de queda para prevenir la violencia urbana". No obstante, subraya la "primacía de la ley", por lo que llama a que las medidas excepcionales sean aplicadas "en espíritu de responsabilidad y respeto".
Entre esas medidas excepcionales se encuentra también la posibilidad de llevar a cabo registros en casas sin orden judicial durante 12 días siempre que exista la sospecha de que puedan encontrarse armas. Además, tal y como ha recordadado Villepin, quienes violen los toques de queda podrán ser condenados a hasta dos mses de prisión. El Gobierno "garantizará el orden público para todos los ciudadanos", ha dicho Villepin, quien ha advertido de que restablecer el orden "llevará tiempo". "Nos enfrentamos a individuos decididos, a bandas estructuradas", ha añadido.
No obstante, el anuncio de que se iba a recurrir a los toques de queda, realizado anoche en el telediario de máxima audiencia por Villepin, no ha servido, al menos de momento, para detener la ola de violencia. La de hoy ha sido la duodécima noche de violentos disturbios. Según el último balance establecido por la policía a primera hora de la mañana de ayer, 1.173 vehículos han sido incendiados, entre ellos varios autobuses, y se han practicado 330 detenciones. Además, las bandas de jóvenes han arrasado varios locales, entre ellos cinco escuelas de la ciudad de Lille, que ha sido una de las más afectadas por los disturbios, y una docena de policías han resultado heridos leves, según las mismas fuentes. Aunque las fuerzas del orden han sido objeto de nuevo de disparos con armas de perdigones, esta vez ninguno de los agentes ha sido alcanzado.
Como en noches precedentes, Sarkozy se desplazó ayer a varios escenarios por la periferia de París para manifestar su apoyo a los policías y bomberos que estaban lidiando con los altercados en el terreno. Sarkozy ha justificado la acción policial porque "no hay opción", ya que las alternativas son "el orden republicano o el orden de las bandas. Hace treinta años que se tolera un cierto número de cosas. No se puede tolerar".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.