El grupo islamista Hamás descarta el alto el fuego tras la retirada israelí de Gaza
Se agudizan las confrontaciones ideológicas entre israelíes con respecto a la evacuación de los territorios palestinos
Uno de los principales dirigentes del grupo radical islamista Hamás, Mahmud Zahar, ha advertido hoy de que la organización no renunciará a las armas una vez concluida la retirada israelí de Gaza, y ha calificado de "criminales" los llamamientos del líder palestino Mahmud Abbas para el desarme. "Esta armada continuará defendiendo la patria mientras siga ocupada una sola pulgada de Palestina", declaró Zahar a la prensa al término de una ceremonia que clausuró la sesión de formación militar para combatientes de Ezzedine Al Qasam, el brazo armado de Hamás. "Es criminal pretender que sólo existe un arma", añadió, en referencia a las palabras del dirigente palestino Abbas, quien dijo el pasado martes que tras la retirada israelí de Gaza sólo podía persistir un arma "legítima", aquélla de la Autoridad Nacional Palestina.
Israel dividida
Paralelamente, en Israel se agudizan las confrontaciones entre los seguidores del primer ministro israelí Ariel Sharon, a quien se debe la iniciativa de la evacuación de los colonos judíos de los territorios palestinos de Gaza y Jenín, y los miembros del movimiento anaranjado, liderados por rabinos ultranacionalistas y políticos derechistas, que se oponen vehementemente al plan.
A partir del próximo lunes 15, los colonos que viven en los 21 asentamientos judíos de la franja de Gaza y en las cuatro colonias aisladas de Jenín, al norte de Cisjordania, deberán abandonar sus casas voluntariamente con el fin de que estos territorios sean entregados a la Autoridad Nacional Palestina. Aunque Israel traspasará el control de seguridad de Gaza a los palestinos, no está claro si ocurrirá lo mismo en el caso de Jenín. Quienes no dejen sus casas en un plazo de 45 horas serán desalojados a la fuerza por los efectivos militares y policiales que se ocuparán de la evacuación. El plan afecta a unos 8.000 colonos y costará a Israel entre 25 y 30 millones de dólares.
Los anaranjados, constituidos por 230.000 colonos, activistas de partidos de derecha, políticos y rabinos, participaron ayer en una manifestación multitudinaria con el propósito de intentar impedir a toda costa, "pero sin violencia", la retirada israelí de los territorios palestinos. "Todos marcharemos hacia Kisufim (la barrera de acceso a los asentamientos del bloque de Gush Katif) para impedir esa destrucción con nuestro cuerpo, pero sin violencia", proclamó anoche Bentsi Liberman, presidente del Consejo de los Asentamientos de Cisjordania y Gaza durante el masivo acto de protesta. Los manifestantes han sido de nuevo llamados a oponerse al plan de evacuación, aprobado por Ariel Sharon y respaldado por la comunidad internacional.
Últimos movimientos
Las autoridades militares y policiales de Israel han prohibido desde hoy la entrada de israelíes a los asentamientos de Gush Katif, donde se concentrarán los colonos decididos a resistir su desalojo. Mientras, decenas de familias continúan mudándose a viviendas temporales que les proporciona el Gobierno hebreo y en las que comenzarán esta noche el descanso sabático. Algunos jóvenes anaranjados ayudan, por orden de sus rabinos, a los colonos en los embalajes de sus pertenencias. Otros, extremistas, pinchan los neumáticos de los camiones de la mudanza y a las unidades móviles de los medios de comunicación israelíes.
No obstante, según los últimos sondeos, más del 50 por ciento de los israelíes está de acuerdo con el desalojo de los asentamientos judíos de Gaza. El presidente de EE UU, George W. Bush, consideró el plan de Sharon como "una decisión correcta que favorecerá la seguridad de Israel". Sus declaraciones desde Texas serán difundidas esta noche en Israel.
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