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Lucio Gutiérrez: "Me roban la presidencia y encima me quieren meter preso"

El ex mandatario, prófugo de la justicia, pretende volver a Ecuador para reclamar la convocatoria de elecciones

El 4 de agosto es la fecha señalada en rojo en el calendario de Lucio Gutiérrez, ex presidente de Ecuador. El pasado 20 de abril tuvo que abandonar el palacio de Carondolet de Quito ante "el golpe de Estado" que lo desalojó del poder, y ahora está decidido a regresar a su país, no para recuperar la presidencia sino para que "devuelvan la democracia al pueblo ecuatoriano", dijo a ELPAIS.es en una entrevista telefónica mantenida desde Perú.

Gutiérrez aseguró tener claro por donde pasa, irremediablemente, el futuro de Ecuador: "Elecciones inmediatas y convocar una Asamblea Nacional Constituyente". Sin embargo, la decisión no está en sus manos, al menos, de momento. Sobre él pesa una orden de prisión preventiva, acusándole de "atentar contra la seguridad nacional" y hoy se sabrá si la justicia ecuatoriana decide mantenerla o levantarla. De suceder esto último, volverá a pisar Ecuador más de cien días después de abandonarlo.

Pese a ello, Gutiérrez, que se encuentra en el departamento peruano de Tumbes, al norte del país y muy cerca de la frontera ecuatoriana, no se considera un prófugo. "No tengo ninguna cuenta pendiente con la justicia, al contrario, quiero ingresar en Ecuador para dar la cara ante tanta infamia, tanta mentira que esta dictadura ha inventado", apunta, para a continuación señalar a los artífices de esa "manipulación": "Los que ocupan ahora la presidencia tomaron el poder con un golpe de Estado, los que conspiran son ellos. Yo nunca abandoné, nunca renuncié. En Ecuador nadie duda del golpe de Estado. Incluso lo han declarado a los medios de comunicación. Ellos, Mauricio Gándara y el vicepresidente Palacio, deben estar en la cárcel y no Lucio Gutiérrez".

"Lo que pasa es que esta oligarquía nunca perdonó que un hombre de pueblo llegara a la presidencia de la República", denuncia el ex mandatario, y apunta el verdadero objetivo que persigue: "No quiero que me devuelvan la presidencia, que podría reclamar. Quiero que le devuelvan la democracia a los ecuatorianos", dice contrariado.

Desde la distancia y la reflexión que le proporciona el exilio, se muestra convencido de que no fue el pueblo, en la llamada "revuelta de los forajidos" quien lo derrocó. "Las manifestaciones de la calle no fueron espontáneas, fueron preparadas y manipuladas. Hubo financiamiento privado y extranjero. Había gente con móviles, camionetas, máscaras antigás… Esos recursos no caen del cielo", explica. "Desde mi primer día de gobierno empezaron a conspirar. Por decirle la verdad al mundo te acusan de sedición y conspiración. Me roban la presidencia y encima me quieren meter preso", se lamenta.

Aunque da la sensación de tener muchas cuentas pendientes, habla desde una prudencia medida. "No regreso para conspirar. El gobierno del vicepresidente Palacio se cae solito por sus profundas contradicciones. No han cumplido ninguna de sus promesas, como oponerse al Plan Colombia, frenar las negociaciones del Tratado de Libre Comercio…)", dice, e insiste una vez más en su mayor premisa: "Es un golpe de Estado como creo que no se ha dado en los últimos años en Ecuador y el resto del mundo".

Del tono de sus palabras se extraen los malos momentos que ha pasado y por los que atraviesa actualmente. "Desde una radio ecuatoriana me llamaron hijo de puta. Facilitaron mi dirección y vinieron a asaltar mi casa. Mi hija pasó una semana en 'shock'. También dieron las direcciones de mis familiares. Pedían que me arrastraran como Alfaro [otro ex presidente de Ecuador]. ¡Dónde están los derechos humanos de Lucio, no ya como presidente, sino como persona, como ser humano!", exclama.

Errores

Muchos establecen como punto de inflexión de su caída el 8 de diciembre, cuando, supuestamente, destituyó a una treintena de jueces de la Corte Suprema. Su versión dista mucho de la ofrecida. "Convoqué al Congreso Nacional para un Congreso extraordinario que analizara la situación de la Justicia en Ecuador y buscara el camino constitucional para que fuera independiente. Lastimosamente, el Congreso no estuvo a la altura y lo que hizo fue cesar a la Corte anterior, muy cuestionada al ser acusada de corrupción, y nombró a una nueva Corte. Minutos después, yo califiqué ante la prensa a la nueva Corte de politizada", argumenta.

No obstante, sí reconoce haber errado en algunos asuntos. El primero, y que se nota lleva más clavado dentro, es el de haber confiado en la palabra del vicepresidente Palacio. "Me juraba que jamás conspiraría, que nunca me traicionaría, y al mismo tiempo se reunía con los partidos de la oposición". El mismo argumento esgrime en su actitud ante el comandante del ejército, el comandante de la fuerza aérea y el del mando conjunto. También le traicionaron.

Otro de sus puntos débiles, y ante los que nada tiene que oponer, es el hecho de no haber tenido una política de comunicación que le permitiera transmitir "oportunamente y de manera adecuada todo lo que estábamos realizando en beneficio del país, como la estabilidad económica".

Todavía con medio pie en el pasado, no pierde de vista el futuro, que a su juicio, pasa por "adelantar las elecciones de inmediato, porque un gobierno democrático debe ser el encargado de realizar la urgente transformación política del país, y convocar una Asamblea Nacional Constituyente, con plenos poderes, que independice la Justicia de cualquier grupo político".

Asimismo, Gutiérrez considera fundamental lograr un pacto de gobernabilidad y desarrollo para llegar a acuerdos en temas fundamentales como la economía, la educación, la sanidad,… Para ello, el ex presidente ecuatoriano propone la receta mágica: "tenemos el ejemplo del Pacto de la Moncloa" para indicarnos el rumbo a seguir.

El ex presidente ecuatoriano Lucio Gutierrez es saludado por simpatizantes en la localidad de Tumbes.
El ex presidente ecuatoriano Lucio Gutierrez es saludado por simpatizantes en la localidad de Tumbes.EFE

Las opciones del ex presidente

Lucio Gutiérrez tiene ante sí dos caminos posibles, pero una única solución: regresar a Ecuador sí o sí. En caso de que levanten la orden de prisión preventiva, pasará "de inmediato" a su país para pedir "el adelanto de las elecciones y la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente". De no ser así, emprenderá todas las acciones legales que pueda, entre las que se encuentra recusar al juez, porque el presidente de la Corte Superior de Justicia que le está procesando "estuvo en las manifestaciones en contra" del ex presidente ecuatoriano, "por lo que no podría ser juez". Si esta táctica no prospera, pedirá el apoyo de organismos internacionales de derechos humanos, "porque los organismos de Ecuador han dicho que Lucio Gutiérrez no tiene derechos humanos". Y si nada de esto funciona, su decisión es la de regresar a Ecuador, pues no va a "estar de errante". En ningún caso se plantea la posibilidad de pedir asilo político en otro país por lo que "de todas maneras" atravesará la frontera e ingresará en Ecuador.

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