Gran Hermano fuera de las librerías de EE UU
La Cámara de Representantes bloquea la norma que permite al FBI escrutar los registros de las bibliotecas en su búsqueda de terroristas
La sombra del Gran Hermano orwelliano que planeaba sobre los hábitos lectores de los estadounidenses se disipa. La Cámara de Representantes ha dado esta madrugada un puñetazo sobre la mesa contra los excesos de la política antiterrorista de Bush y ha bloqueado el presupuesto destinado a permitir a la policía y el FBI revisar los registros de bibliotecas y tiendas de libros en su búsqueda de supuestos terroristas. Esta posibilidad estaba contemplada en la Patriot Act, la batería de medidas aprobada tras los atentados del 11-S, la mayoría de las cuales caducan a final de este año salvo que el Congreso decida prorrogarlas.
La medida ha sido adoptada con una amplia mayoría, 238 votos a favor y 187 en contra. El debate ha sido el mismo que se lleva planteando en EE UU desde que se cometieron los atentados. De un lado, la administración Bush alega que ésta y otras medidas eran útiles en la guerra contra el terrorismo. De otro, sus detractores consideran que compromete seriamente las libertades individuales. "Debemos hacer todo lo que podamos para proteger a los americanos del terrorismo, pero sin poner en juego los derechos constitucionales de base que han hecho de nosotros una nación libre", ha declarado el impulsor de la enmienda, el independiente Bernie Sanders, elegido en el Estado de Vermont.
Los representantes que apoyaron la moción, entre ellos 38 republicanos, han mandado así un mensaje claro al presidente Bush: los legisladores no parecen proclives a mantener la Patriot Act en sus términos actuales pese a la intención del presidente Bush de renovarla. "La Patriot Act es una pieza importante de nuestra legislación", aseguró Bush en una cena con legisladores republicanos para recaudar fondos. "Otorga a la gente que está en primera línea de la lucha contra el terrorismo las mismas herramientas que se usan para combatir a los capos de la droga o los defraudadores de impuestos".
Más explícita fue la carta que envió el departamento de Justicia a Frank R. Wolf, representante republicano del Estado de Virginia. "Bibliotecas y librerías no deberían constituirse en paraísos seguros para terroristas y espías, que han usado de hecho librerías públicas para investigar y comunicarse con sus cómplices", asegura la misiva que recoge The New York Times en su página web.
La decisión debe ser examinada ahora por el Senado, donde podría producirse un vuelco.
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