La renuncia del presidente Mesa deja en manos del Congreso la salida a la crisis boliviana
El presidente del Tribunal Supremo se muestra dispuesto a ocupar la Presidencia del país
La dimisión la pasada madrugada del presidente de Bolivia, Carlos Mesa, deja la resolución del grave conflicto que vive el país desde hace tres semanas en manos de un presionado Congreso. El Parlamento debe decidir si acepta o no la renuncia en medio de las fuertes protestas, que prosiguen hoy en las principales carreteras del país y en las ciudades de La Paz y El Alto en demanda de la nacionalización de los hidrocarburos. Por su parte, la Organización de Estados Americanos (OEA) ha anunciado que expresará hoy su disposición a brindar "toda la cooperación" que le soliciten las "legítimas autoridades bolivianas" pero, aparentemente, no irá más allá.
Ni tan siquiera se sabe cuándo podrá reunirse el Congreso, ya que la actividad legislativa está paralizada desde hace casi tres semanas por los manifestantes, que tienen cercado el edificio. El presidente del Parlamento, Hormando Vaca Díez, ha pedido al poder Ejecutivo "garantías plenas" para reinstalar el Congreso en La Paz, aunque no ha descartado la posibilidad de celebrar la sesión en otra ciudad boliviana. "Si trabajamos bajo un marco de presión, las decisiones pueden ser tomadas al calor de la presión de algunos centenares de ciudadanos", ha señalado el presidente del Parlamento en referencia a las protestas que se realizan desde mediados de mayo en la céntrica plaza donde están la sede del Gobierno y del Legislativo.
Vaca Díez ha recordado que la legitimidad de los "157 diputados y senadores", que representan "a casi 10 millones de bolivianos". Según la Constitución, en caso de que el Congreso acepte la renuncia, la sucesión presidencial recae en Vaca Díez, después en el presidente de los Diputados, Mario Cossió, y en último lugar, en el presidente de la Corte Suprema de Justicia, el único de los tres habilitado para convocar a elecciones. El presidente del Parlamento ha rehusado hablar sobre su opción de asumir el poder, pero el presidente de la Corte Suprema, Eduardo Rodríguez, sí se ha mostrado dispuesto a ocupar la Presidencia si así lo deciden los legisladores.
La tercera dimisión de Mesa
La pasada madrugada, tras la más multitudinaria protesta de las llevadas a cabo hasta ahora, Mesa puso su cargo, por tercera vez, a disposición del Congreso, para no constituirse en un "factor de obstrucción" en la búsqueda de una salida a la peor crisis política y social de esta nación, entre las más pobres de la región, informa Mabel Azcui desde Bolivia. Mesa, vicepresidente electo en 2002, reemplazó en el cargo a Gonzalo Sánchez de Lozada en octubre de 2003, que también dimitió tras una ola de protestas. En un mensaje televisado, Mesa subrayó: "Quiero expresarle a la patria mi disculpa si no he sido capaz de conducirla adecuadamente, quiero expresarle a usted, ciudadano y ciudadana que ha creído en mí, que hice lo que estuvo en mi mano para entregarle una manera distinta, una visión y una acción distintas para lograr que Bolivia cumpliese con la agenda de todos".
"Un compromiso que ha sido aprovechado por sectores radicales que sabiendo que el presidente y su Gobierno apuestan por la paz y el diálogo, han presionado y presionado y ajustado las cosas hasta un nivel insostenible", indicó para mencionar que en ese contexto "no tiene sentido continuar insistiendo en una filosofía que ha sido respondida de una manera violenta y excesiva". "Creo que mi responsabilidad es decir hasta aquí puedo llegar", subrayó, antes de presentar su renuncia "con un solo objetivo: que la sociedad boliviana tome conciencia de que el desprendimiento tiene que ser genuino, que el cálculo personal queda de lado y la solución de los problemas sea en el mejor interés de todos".
La renuncia, que no dijo que fuera irrevocable, se produjo mientras los obispos católicos intentaban sentar ante una mesa de diálogo a las partes en conflicto a pesar del rechazo anunciado anoche en La Paz por los dirigentes de las Juntas Vecinales de El Alto y la Central Obrera Boliviana. Evo Morales, líder del principal partido de la oposición en Bolivia, Movimiento al Socialismo (MAS), consideró momentos después que la renuncia de Mesa no es suficiente, y pidió la dimisión de los presidentes de ambas cámaras en el Parlamento. Así, Morales indicó que la Presidencia del país debe ser asumida por el presidente del Supremo "para acortar los plazos y convocar elecciones" .
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