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La keniana Maathai vincula democracia con lucha medioambiental al recibir el Nobel de la Paz

Creadora del Movimiento Cinturón Verde que ha plantado 25 millones de árboles en África, es la primera mujer de ese continente en ser premiada con el galardón

La activista medioambiental keniana Wangari Maathai, Premio Nobel de la Paz 2004, ha hecho un llamamiento a la lucha para preservar el medioambiente -"el desarrollo sostenible, la democracia y la paz son inseparables", ha dicho-, en su discurso de agradecimiento por la entrega del premio en Oslo.

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Maathai es la primera mujer africana distinguida con el máximo premio político del mundo, en reconocimiento por la labor desempeñada al frente del grupo que fundó en 1977, Movimiento Cinturón Verde (Green Belt Movement, GBM), contra la deforestación de su país, y que ha plantado 25 millones de árboles y se ha extendido a los países vecinos. Sus primeras palabras al recoger el premio han ido directamente a "la gente de Kenia, de África y del mundo... que trabajan en silencio por el medioambiente, por la democracia y por los derechos humanos". "Haciendo esto, plantan las semillas de la paz", ha proclamado la activista, quien ha elogiado al Comité Nobel por haber reconocido ante el mundo la importancia del medioambiente "y su relación con la democracia y la paz".

La solución está en África

La Premio Nobel ha explicado que al principio su movimiento no abordó temas de democracia y paz, pero "pronto quedó claro que una gestión responsable del medioambiente era imposible sin espacio democrático", sin el cual tampoco es posible la paz. Uno de los logros más importantes de su movimiento, a juicio de la activista, es que ha convencido a los africanos, que tendían a pensar que "no sólo les faltan los medios, sino también los conocimientos para resolver sus problemas...y que las soluciones deben venir de fuera", de que mejorar su vida está en sus manos.

Por ello, ha apelado a los africanos a "estar a la altura" del premio recibido, pues "la solución de la mayoría de nuestros problemas debe venir de nosotros mismos". La galardonada también ha hecho una mención especial a las mujeres, y en particular a las africanas, que son "las cuidadoras primarias de las familias" y las primeras en darse cuenta de que el medioambiente se está degradando porque desaparecen los recursos naturales.

En los últimos 30 años, su movimiento ha plantado 25 millones de árboles y gracias a ello "las mujeres han mejorado su posición y relevancia" en la familia y en la sociedad, ha dicho. También ha señalado la importancia de la cultura, y ha aprovechado para aclarar la polémica sobre su supuesta defensa de la ablación genital: "La cultura es dinámica y evoluciona con el tiempo, descartando las tradiciones retrógradas, como la mutilación genital femenina, y adoptando aspectos que son buenos y útiles", ha dicho.

El Nobel de la Paz, como todos los premios de la familia Nobel, está dotado con 10 millones de coronas -1,10 millones de euros- y, de acuerdo con la tradición centenaria de los galardones, se entrega el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de Alfred Nobel.

Wangari Maathai sujeta en sus manos el galardón tras la ceremonia de entrega en Oslo.
Wangari Maathai sujeta en sus manos el galardón tras la ceremonia de entrega en Oslo.AP

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