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Cuba traslada a Raúl Rivero y a otros 20 disidentes presos a hospitales de La Habana

La medida abre expectativas entre sus familiares sobre una próxima liberación

El Gobierno de Fidel Castro no deja de sorprender estos días. Tan sólo 24 horas después de reanudar los "contactos oficiales" con la Embajada española en La Habana, una decisión imprevista y unilateral, adoptada mientras en la Unión Europea se debate la pertinencia del cambio de política de sanciones hacia Cuba, las autoridades penitenciarias han trasladado a La Habana a una veintena de disidentes del grupo de los 75, prisioneros desde abril de 2003 en diversas cárceles del interior de la isla, con el supuesto objetivo de practicarles exámenes médicos.

La noticia ha sido recibida con cautela en medios disidentes y diplomáticos, aunque, tras el desconcierto inicial, ha abierto esperanzas de que se trate de un movimiento de ficha de las autoridades que pueda desembocar en la liberación de los opositores.

Los traslados, entre ellos el del periodista y poeta Raúl Rivero, que cumple una condena de 20 años de cárcel en la prisión de Canaleta (500 kilómetros al este de La Habana), comenzaron a primera hora del viernes. Entre 15 y 20 familiares de prisioneros fueron informados por las autoridades penitenciarias, y en algunos por los propios opositores mediante llamadas de teléfono, de que serían enviados a hospitales de La Habana para realizarles un "chequeo médico".

La esposa de Rivero, Blanca Reyes, dijo que aunque no pudo hablar personalmente con su marido, un oficial de la seguridad cubana a quien llamó le confirmó que Rivero ya había sido trasladado a un hospital de La Habana. Otros familiares de presos dijeron a este diario que el traslado parecía "definitivo", pues los carceleros pidieron a los disidentes que recogieran todas sus pertenencias personales y las llevasen consigo. En los últimos meses, siete disidentes del grupo de los 75 han sido puestos en libertad con "licencia extrapenal" por motivos de salud.

Las primeras reacciones a los sorprendentes traslados fueron de desconcierto. Disidentes como Oswaldo Payá o Vladimiro Roca consideraron que había que "esperar" para ver si se trataba de una maniobra más del Gobierno, en momentos en que en la Unión Europea se discute, a iniciativa española, el cambio de la política europea de sanciones, especialmente la medida de invitar a los disidentes a las celebraciones de sus fiestas nacionales en las embajadas en La Habana, a lo que el Gobierno respondió congelando los contactos con las misiones diplomáticas.

"Los traslados, como el descongelamiento de España, pueden ser una simple jugada para reforzar en estos momentos la posición española", consideró Roca. Payá coincidió en vincular el reagrupamiento de los presos con el gesto hacia España, pero se mostró escéptico en cuanto a su alcance: "Lo que debe hacer el Gobierno es poner en libertad a los presos e impulsar una transición a la democracia". Para el líder de Cambio Cubano, Eloy Gutiérrez Menoyo, ambos hechos son "positivos" y "un mensaje de que con un diálogo creativo se pueden lograr muchas cosas, incluida la liberación de los presos, mientras que por la vía de la confrontación no se logra nada". "En las relaciones con Cuba hay que dejar a un lado la filosofía de la confrontación y desarrollar una cultura de reclamo de las libertades y los derechos".

En medios diplomáticos se observan los traslados "con interés", aunque se asegura que son sólo eso, movimientos de presos dentro de las cárceles. "Lo importante es que sean liberados; ahora de lo que se trata es de saber si estamos en la antesala de excarcelaciones", opinó un diplomático. De cualquier modo, hay expectativas y esperanzas: "Decir que no estoy ilusionada es una bobería. Claro que hay expectativas, es la primera vez que lo trasladan", afirmó Blanca Reyes.

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