Expulsados de México los extraños espeleólogos de Puebla

El misterioso grupo de trece espeleólogos británicos que entró en México con visado de turistas de deportes de alto riesgo, sin mayores precisiones, y se adentró en las cuevas de Cuetzalan, en Puebla, ha sido finalmente expulsado de México. Su expedición despertó la suspicacia nacional y también la fantasía cuando las aguas subterráneas de las grutas subieron de nivel, los espeleólogos encontraron dificultades para salir y se negaron a recibir ayuda de las autoridades mexicanas, solicitando el concurso de las Fuerzas Armadas del Reino Unido. Entonces se supo que algunos de ellos eran militares. Los recelos de muchos, que veían en la expedición un intento de buscar uranio, gas radón o plutonio, materiales utilizados en la fabricación de bombas, provocaron un incidente diplomático entre México y el Reino Unido. Pese al revuelo armado, los intrusos regresan ahora a casa como vinieron, sin aclarar qué fueron a hacer a México.

El subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación (Interior), Armando Salinas, ha comunicado la expulsión y ha dicho que se ha debido a que los espeleólogos, cuyas actividades suscitaron un incidente diplomático entre México y Londres, no respetaron las leyes mexicanas. Además, el grupo de expedicionarios, entre ellos nueve militares, ha sido sancionado con dos años de prohibición para regresar a México por vulnerar las leyes locales, ha precisado Salinas. En caso de que quieran hacerlo en adelante, deberán presentar un recurso ante las autoridades mexicanas. La expulsión ha sido justificada en que, pese a que entraron como turistas, tras los interrogatorios a que fueron sometidos quedó de manifiesto "que estas personas realizaron actividades de exploración, estudio científico y de entrenamiento", ha dicho Salinas. La expulsión de los trece británicos ha quedado sustentada en un artículo de la Constitución que autoriza al Ejecutivo a ordenar la expulsión de cualquier extranjero que haya realizado en el país actividades distintas a las que estaba autorizado a hacer.

Los británicos, que embarcaron directamente a Londres en el avión de British Airways 242 sin realizar trámite migratorio alguno, regresan con los mismos pasajes con los que entraron, sin que su retorno genere costes a los mexicanos, ha señalado Salinas. Medios locales han informado de que durante su traslado al aeropuerto en un vehículo del Instituto Nacional de Migración (INM), el grupo evitó hacer declaraciones a la prensa local.

Los expulsados, miembros todos ellos de la Asociación de Servicios Espeleológicos Combinados (CSCA, en inglés), llegaron al país como turistas el pasado 27 de febrero y marcharon a Cuetzalan, población ubicada en la sierra de Puebla, sin solicitar permiso para adentrarse en las cuevas a las autoridades estatales o locales. El grupo trabajó en el trazado cartográfico de las grutas, como había hecho ya varias veces en años anteriores, pero surgió una crecida imprevista de las aguas subterráneas y seis de ellos quedaron atrapados.

El hecho trascendió después de que los espeleólogos británicos solicitaran un permiso para que buzos del Reino Unido les apoyaran en el rescate de los seis compañeros atrapados y rechazaron los ofrecimientos de apoyo que hicieron las autoridades mexicanas. El salvamento se consumó el pasado 25 de marzo, cuando en medio de una gran expectación y del veto informativo que impusieron los expedicionarios británicos, los seis espeleólogos que quedaban en la gruta fueron rescatados y el grupo al completo fue escoltado por el Ejército mexicano, que supervisó la operación.

Durante la crisis se especuló con que los ingleses podían haber estado buscando uranio o gas radón, utilizados para la fabricación de armas atómicas, pero especialistas de la Secretaría de Energía mexicana constataron que los niveles de ambos químicos en las grutas eran los normales. Aunque el Ministerio británico de Defensa ha mantenido desde el principio que todo ha sido un gran malentendido, México envió a londres dos notas de protesta, una verbal y otra escrita, requiriendo más explicaciones, petición que, a día de hoy y que se sepa, no ha quedado satisfecha.