Una cadena de ataques contra fieles chiíes deja más de 180 muertos en Bagdad y Kerbala
El martirio de Achura, una de las fiestas más importantes del chiísmo, es aprovechada por los terroristas para cometer una masacre
El martirio de Achura, una de las fiestas religiosas más importantes de los chiíes, se ha convertido en una auténtica masacre en Irak. Una cadena de explosiones simultáneas ha sorprendido a los cientos de miles de files que celebraban el día en Bagdad y Kerbala. Por el momento, las autoridades han confirmado la muerte de más de 180 personas, aunque el balance final será probablemente más trágico. En todo caso, estamos ante el atentado más sangriento desde la caída de Sadam. El Consejo de Gobierno iraquí ha decretado tres días de luto y no ha dudado en responsabilizar de los ataques al jordano Musab al Zarqaui, buscado por Estados Unidos y vinculado a Al Qaeda.
En Kerbala, ciudad santa del chiísmo, las explosiones han sorprendido a los peregrinos en las cercanías de los mausoleos del imam Husein y de Abbas. El balance de víctimas ofrecido por los militares estadounidenses (85 muertos y más de 200 heridos) ha quedado pequeño esta tarde después de que el juez iraquí que investiga el atentado elevara esa cifra hasta los 112 fallecidos y 235 heridos.
Los ataques coordinados -un suicida, obuses de mortero y explosivos- han sorprendido a los fieles festejando el duelo de Achura, que conmemora el martirio de Husein hace más de mil años. Los dos centros religiosos atacados son los lugares santos chiíes de la ciudad, situada a 110 kilómetros al sur de Bagdad. Varios testigos aseguran que las bombas, que han estallado con un margen de unos 50 metros entre sí, estaban escondidas en bolsas y cartones.
Las deflagraciones han dado paso a escenas de pavor. Miles de peregrinos corrían desorientados por la ciudad, mientras los habitantes han abierto las puertas de sus casas para ofrecerles refugio. Cientos de personas se agolpan frente a las puertas del hospital de la ciudad para conocer la identidad de las víctimas y conseguir ayuda para los heridos, unos cien en total. Muchos de ellos llegan al centro sanitario en un flujo incesante, transportados en camillas o envueltos en mantas, en ambulancias o automóviles privados.
Tres suicidas en Bagdad
Cien kilómetros más al norte y casi de forma simultánea, otra cadena de explosiones ha tenido como objetivo a la comunidad chií de Bagdad. Tres terroristas suicidas han hecho explotar la carga que llevaban consigo en las proximidades del mausoleo de Al Kazim, en el barrio chií de Kazimiya, causando la muerte de al menos 70 personas, según el ministro iraquí de Salud, Jodayir Abbas. Los hospitales de la ciudad aumentan esa cifra hasta los 75. Los guardias de seguridad del recinto religioso han asegurado que los ataques han sido perpetrados por cuatro terroristas suicidas que se encontraban junto a la multitud de chiíes que también celebraban la fiesta de Achura en la capital iraquí.
Los atentados en Kerbala y Bagdad no hacen sino confirmar los temores de las fuerzas de seguridad y la Policía iraquí, que estaban en estado de alerta en ambas ciudades ante el temor a atentados contra los chiíes, con la intención de desencadenar una guerra entre facciones iraquíes. El duelo de Achura es una importante fiesta para los chiíes. Centenares de miles de personas acuden cada año a Kerbala e imitan el duelo del imam rasgándose algunas partes de su cuerpo con cuchillos.
Los chiíes, en el punto de mira
Los chiíes son objeto de ataque continuo por parte de la resistencia. El último atentado masivo contra esta tribu fue exactamente hace un mes, cuando medio centenar de personas perdieron la vida en Iskandariya (sur de Bagdad), cuando cientos de jóvenes hacían cola para conseguir trabajo como miembros de la nueva policía del país. Fue uno de los ataques más sangrientos desde que finalizara la guerra de Irak.
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