EE UU y la UE respaldan a la presidente interina
Putin: "Shevardnadze nunca fue un dictador, pero cometió errores"
La calma vuelve hoy a las calles de Georgia tras las eufóricas celebraciones de las últimas horas por el triunfo de la revuelta popular, que ayer logró tumbar a Shevardnadze sin una gota de sangre. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea (UE) mostraron su apoyo a Buerdzhanadze, pero le habían exigido que celebre cuanto antes unas elecciones legislativas de acuerdo con la Constitución para legitimar los cambios en la cúpula del poder.
Su anuncio de esta mañana colmar las exigencias de EE UU, cuyo secretario de Estado, Colin Powell, había hablado por teléfono con Burdzhanadze para ofrecerle el apoyo de Washington y pedirle que "proceda de forma consistente" con la Constitución, según una nota del portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher. "Esperamos trabajar con la presidenta interina Burdzhanadze en su esfuerzo para mantener la integridad de Georgia mientras se esfuerza por asegurar que este cambio de gobierno respeta la Constitución", añade el comunicado.
La UE, por su parte, ha deseado una transición pacífica en el país. "Queremos que esta crisis se solucione pacíficamente y parece que la situación toma esta dirección", ha declarado Cristina Gallach, portavoz del Alto Representante de la UE para la Política Exterior, Javier Solana. "Queremos una transición no violenta, conducida de forma negociada", ha añadido Gallach, quien ha subrayado que "la situación queda extremadamente volátil" en Tibilisi. En la misma línea, la Comisión Europea ha evitado calificar de golpe de Estado el cambio político y ha destacado el hecho de que la transición se haya logrado en ausencia de violencia.
También el presidente ruso, Vládimir Putin, se ha pronunciado esta mañana al respecto, para asegurar que en Rusia "suscita preocupación el hecho de que el cambio de poder en Georgia haya transcurrido sobre un trasfondo de fuertes presiones". "Es evidente", ha dicho Putin, que "Shevardnadze nunca fue un dictador, pero cometió errores". Pese al protagonismo de la diplomacia rusa -la mediación de su ministro de Exteriores, Igor Ivanov, en la resolución de la crisis ha sido clave- la oposición de Georgia no oculta sus aspiraciones atlantistas, lo que abre para Moscú la perspectiva de pérdida de su influencia en esa estratégica república caucásica.
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